Ana Obregón es el nombre propio por antonomasia de la crónica rosa, desbancando a otros personajes, que, hasta hace dos semanas, eran los protagonistas absolutos de las revistas. Por ejemplo, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. La reina de corazones y el escritor peruano pusieron fin a su relación sentimental nacida en 2014, a raíz de la muerte del marido de la filipina, Miguel Boyer. Una ruptura conflictiva, áspera y desagradable, pero muy golosa desde el punto de vista del cotilleo. Ver a dos ricos, poderosos y pijos en plena batalla mediática ha sido uno de los pasatiempos de los últimos meses. La intensidad de la guerra, sin embargo, ha disminuido, pero la Preysler no deja de ser noticia... ni de buscar nuevo inquilino de su corazón.
Isabel es una experta en relaciones amorosas. Desde que se enredara con Julio Iglesias a finales de los 70, el tiempo que ha pasado sin pareja ha sido bien escaso. Una de dos, o tiene mucho amor para compartir o no sabe estar sola en Villa Meona. Tiene 72 años, sí, pero el espíritu de una adolescente enamoradiza. Y el hecho de haber acabado tan mal con el premio Nobel ha multiplicado su anhelo de encontrar la paz, la estabilidad... y las mariposas en el estómago. Incorregible, vaya.
Pillan a la Preysler con el viudo de Cayetana de Alba
Decía la madre de Tamara Falcó que Vargas Llosa vivió como un reyezuelo en su casa, disfrutando de todo tipo de lujos sin aportar ni medio céntimo. Pues bien, a rey muerto, rey puesto. Y según lo que acaban de explicar las Mamarazzis Laura Fa y Lorena Vázquez, tenemos proyecto de nuevo monarca. Un soltero de oro de la jet-set madrileña al que no se le conoce ninguna relación sentimental desde 2014, cuando murió su gran amor: hablamos de Alfonso Díez, exmarido de Cayetana de Alba. La relación entre ellos no es nueva, pero los han pillado en una cena de parejitas en Madrid y la actitud ha despertado sospechas de algo más.
Alfonso Díez tiene buena relación con la filipina, e incluso comparte afición por los retoques estéticos
La Preysler no da puntada sin hilo, y la posibilidad de tener vínculos más sólidos que una sencilla amistad con Díez no es descabellada. Alfonso tiene su misma edad, es atractivo, discreto, bien colocado. Incluso comparte afición por los retoques estéticos; desde que muriera la duquesa ha pasado como mínimo en dos ocasiones por el taller, eliminando arrugas y rejuveneciendo su rostro. Díez es caro de ver en público; se esconde bastante bien. Solo Miquel Serra, mítico reportero catalán del Tomate y Sálvame lo puso en problemas. En todo caso, este pasado fin de semana lo vieron con la Preysler y dos personas más cenando en el barrio de Chamartín. La sintonía con la filipina llamaba la atención. ¿Abierto al amor, o sencillamente atento, galante y risueño? Solo el tiempo nos lo dirá.
La Preysler quiere pasar página después de unos meses horribilis. Alfonso es su salvavidas. Love is in the air.