El pasado 20 de febrero de 2024 moría en Roma Ira Von Fürstenberg, un personaje singular de la aristocracia europea. Princesa, actriz, miembro de un imperio empresarial sin comparación en Italia, diseñadora y estrella de la noche de Marbella e icono de su particular jet-set. Era conocida por todo el mundo, incluso por Corinna Larsen: le compró un frutero decorado por 3.000 €, objeto que acabó en Zarzuela como obsequio a su amante Juan Carlos. La reina Sofía se lo encontró, con notita de enamorados, en casa. Anécdotas como estas llenan la vida de la Ira. Algunas más trágicas, pero todas ellas jugosas. Una costumbre que ha trascendido a su propia muerte. En su funeral en Madrid, hace unas horas, se ha vuelto a vivir un momento delicioso para los chafarderos.

Dos son los protagonistas de la trama: una, Isabel Preysler. La filipina no es reina como tal, pero toda su vida ha llevado la corona de la prensa del corazón. Su relación con la fallecida no es sorprendente, han coincidido en mil y una ocasiones. La madre de Tamara Falcó, con un diseño color violeta, se encontraba en el interior de la basílica de San Francisco el Grande con un señor muy apuesto, con fama de soltero de oro, aficionado como ella a los retoques estéticos, y al que conoce desde hace mucho tiempo. Tanto que incluso les intentaron aparejar, justo cuando la Preysler rompió de manera traumática con Mario Vargas Llosa. El hombre estaba viudo, sin compromiso. Salieron a cenar y todo el mundo vio la chispa del amor saltando en aquel instante. Hablamos, sí, de Alfonso Díez, el ex de Cayetana Fitz-James Stuart, la duquesa de Alba.

Ira Von Fürstenberg e Isabel Preysler / GTRES
Alfonso Díez / GTRES

La filtración de aquel encuentro privado provocó un movimiento demoledor de la Preysler, desmintiendo categóricamente tener nada más que una amistad con el exfuncionario de la Seguridad Social, reconvertido durante una época en duque consorte de la casa más poderosa de la nobleza. Lo despachó, cosa que días más tarde ratificaría Díez, quizás con cierto despecho por una respuesta tan vehemente y que, en cierta manera, lo menospreciaba. Pues bien, ha habido venganza: ha sido él quien se diría que ha rechazado cualquier contacto con ella en el funeral de Von Fürstenberg, propiciando una imagen muy potable. Todo es analizable, todo es miel.

Alfonso Díez escapa de Isabel Preysler / GTRES

Alfonso escapa por piernas a las puertas del templo, con rictus de incomodidad manifiesta, mientras en el fondo de la imagen se ve como Isabel abandona el lugar en compañía de Manuel Colonques, presidente de Porcelanosa y gran benefactor de las arcas de la socialité. Es una escena cinematográfica, sublime. Ha intentado evitar que los fotografiaran juntos, y el resultado es todo lo contrario al deseado. Como si fuera una comedia romántica, o como si hubiera visto al hombre (la mujer, en este caso), del saco. Una instantánea que va directa al salón de la fama. El gesto feo a la Preysler, también.

Alfonso Díez / GTRES