Tamara Falcó ha tenido que bajar la cabeza tras provocar el enfado monumental de un mal enemigo: Joaquín Torres, el arquitecto de los famosos. Ya saben que la señora de Íñigo Onieva compró hace 2 años un ático de megalujo en una exclusiva zona residencial de Madrid, diseñado por Torres. El precio, prohibitivo, 1,5M. Sin embargo, a la marquesa no le gusta. Y hace meses que efectúa reformas y modificaciones con otra empresa, intentando dejarlo a su gusto para entrar a vivir allí, presumiblemente, el próximo mes de noviembre. Que una compradora quiera modificar aquello que ha adquirido, pero no le satisface, es lícito y comprensible. Lo que parece más temerario es que te dediques a torpedear la reputación del arquitecto, un hombre con el colmillo siempre afilado para devorar a sus enemigos. Y la Falcó se puso en el bando equivocado. La ha pifiado.

"Es muy bonita sobre plano, pero no es la mejor de todas”, decía Tamara hace unos días sobre el famoso piso, después de justificar por qué ha colocado numerosas plantas enormes en la terraza. Que quiere más privacidad, que una reina de las socialités no quiere estar expuesta a las miradas fisgonas del resto de vecinos, y todavía menos a los potentes teleobjetivos de los paparazzi. Estas palabras han hecho de todo menos gracia al diseñador y marido del director de programas de televisión Raúl Prieto, que la ha destrozado:"Se descalifica ella misma. Hay que tener unos criterios estéticos, artísticos y arquitectónicos que esta niña no tiene. No le gusta la arquitectura moderna, no le gusta el arte. Es una auténtica estupidez. No se ve nada. Si quieres vivir de una manera aislada, no te vas a un bloque de viviendas y compras el ático que está adosado a dos áticos másNo le gusta su ático, pues que lo venda. Polémica zanjada”. Hay reyertas de bar con menos heridos que la paliza de Torres a su cliente.

El ático de Tamara Falcó / GTRES

Torres ha estado presente en el funeral por el empresario y multimillonario Fernando Fernández Tapias, donde se ha encontrado con la madre que matriculó a Tamara. Sí, con Isabel Preysler. Allí se ha producido una conversación que es una bajada de pantalones en toda regla: "Se me ha acercado Isabel y es encantadora. Hemos hablado y ella me ha pedido perdón", ha dicho Joaquín. La mamá al rescate, a solucionar los pitotes que provoca su niña, que se cree por encima del bien y del mal. Imaginen el aprieto de la filipina, teniendo que lidiar con una situación como esta. Se habrá puesto bien colorada.

Isabel Preysler en el funeral de Fernando Fernández Tapias / GTRES
Joaquín Torres en el funeral de Fernando Fernández Tapias / GTRES

El arquitecto, que no se calla ni media, ha confesado también que la propia Tamara le suplicó disculpas a través del teléfono móvil. Un mensaje conciliador que ha aceptado, perdonándola. "Le dije no hay ningún problema, tienes todo mi apoyo y todo aquello que te pueda parecer un inconveniente, se puede resolver. Le hablé de unos productos para los vidrios que se puede ver y no te vieran. Todo aquello que le preocupe que me llame y le ayudo a resolverlo, no hay ningún problema". Ahora bien, no retira ni media palabra de lo que dijo. ¿Saben por qué? Porque lo piensa. Y habrán hecho las paces, la vida vuelve a ser maravillosa y todo lo que quieran, pero lo que queda, queda. Tamara es una hortera que no tiene ni la más remota idea de estética. Eso duele. La ha hundido. Y Torres ha salido vencedor por KO. Otra vez.

Tamara Falcó / GTRES