Isabel Preysler está centrada en sus hijos y sus nietos. Ahora mismo otro hombre en su vida no es algo que valore. Deja claro que no está conociendo a nadie y que está feliz sola. Su experiencia con Mario Vargas Llosa no ha sido agradable, el final de la relación tampoco. Ha sido un duro golpe para ella, quien aún recuerda sus años gloriosos con Julio Iglesias, Carlos Falcó o Miguel Boyer.
Hace unos meses se hablaba del relato ‘Los vientos’ de Mario Vargas Llosa que dado su éxito fue reeditado. Hablaba de dos personajes que pasaron desapercibidos pero podrían estar relacionados con Isabel Preysler y el propio escritor. En él habla de su relación con la socialité. Un “enamoramiento de la pichula”. No estaba enamorado, pero lo dejó todo por ella porque le embaucó.
La historia de amor y pasión de Julio Iglesias e Isabel Preysler
Ahora se habla de otra novela titulada ‘Un amor de Oriente’ de Pilar Eyre, narra la vida de una mujer que transitó de la edad media a la moderna en tan sólo siete años, justamente el tiempo que duró el matrimonio entre Isabel Preysler y Julio Iglesias. Y es que los dos personajes protagonistas podrían estar inspirados en ellos, Muriel es Isabel y Luis es Julio Iglesias.
"Debajo de su aparente frialdad, albergaba un volcán de pasión”, destaca la escritora. Unas palabras que Julio Iglesias habría escrito después de su separación con Isabel Preysler, una persona a la que le guarda mucho cariño y a la que ha defendido recientemente en sus momentos más complicados. El cantante estuvo con cientos de mujeres, en todas buscaba su cuerpo, pero no lo encontraba. A diferencia de con Mario Vargas Llosa, quien confesó que necesitaba químicos para mantener relaciones íntimas con Isabel, la madre de Tamara Falcó y el artista mantenían relaciones a diario y varias veces, era todo pasión, también hay que reconocer que eran mucho más jóvenes.
Pero en el libro también se habla de infidelidades. Y es que Julio Iglesias era todo un seductor. Todas las mujeres iban tras él y deseaban que se acabase su matrimonio con Isabel Preysler, era la mujer más envidiada de aquel momento. Sin embargo, el artista le fue infiel hasta en su viaje de novios, aunque siempre lo ha negado. Tenía muchas oportunidades.
Ese tal Luis que se describe en la novela era un celoso compulsivo, como todas las personas infieles, y retenía en casa a Muriel, sin dejarla que tuviese contacto con otras personas. Desconfiaba de ella hasta el punto que le llegó a poner un detective para controlar todos sus movimientos.
Fue en el momento en que ella descubrió una infidelidad y ya no podía negar más sus sospechas. En ese momento, tras esa humillación, decidió divorciarse.