Rubén Gil es una nueva estrella del panorama facha. El supuesto estudiante y espontáneo tomó la palabraen en el polémico debate de TVE sobre la lengua y la Ley Celaá, asegurando que "en Catalunya, vas a un establecimiento y hablas castellano y no te atienden", entrando para siempre en el corazón y las oraciones del españolismo radical. Una falacia sólo comparable a otra mentira, la de su propia identidad. Gil no "pasaba por allí", si no que era un soldado de la cruzada intoxicadora 'para mayor gloria de España': el miembro de Nuevas Generaciones del PP es de Castellón, vive en Madrid y se hacen de Ayuso, Cayetana y Almeida.
Que lo hayan descubierto no ha hecho disminuir la popularidad del personaje. Todo el contrario, es como un cohete. Gil va camino del sol, donde acabará chamuscado por su intervención. Mentir de forma tan descarada y sinvergüenza tiene este precio. La paliza en las redes es de categoría y le llueven palos de todas partes. También de famosos y poco sospechosos de ser bestias indepes. Ahora bien, sí que son catalanas y saben de qué hablan: Itziar Castro y Leticia Dolera. La directora y actriz de 'Vida Perfecta' lo ridiculizaba, poniéndolo a la altura del nivel intelectual de VOX: "lo de que Cataluña solo te atienden si hablas catalán debe ser otro error tipográfico". Por poco acierta: no es de los ultras de Abascal, si no de los Cayetanos del PP. Castro le respondía dejando las cosas bien claras: "Tú has rodado hasta una serie en castellano en Cataluña, y escucha dos temporadas, pero sí, algunos dicen esas mentiras." El trabajo de estos "algunos" es claro: la de paracaidistas de la manipulación y el enfrentamiento perpetuo.
Las mentiras de Gil y los giles chocan de frontalmente con la auténtica realidad: que cuenten en cuántos establecimientos de Catalunya te atienden y te entienden cuándo les hablas en catalán. Cuando hagan números, hablamos de quién persigue a quién.