La inapelable victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones de Madrid sólo ha tenido una noticia que ha estado a punto de hacerle sombra: la irrevocable dimisión de Pablo Iglesias después del guantazo de Unidas Podemos: "Es evidente que no contribuyo a sumar, no contribuyo a que nuestra fuerza siga creciendo y consolidándose", ha dicho, acusando a la extrema derecha de haberlo convertido en un chivo expiatorio.
Día duro para Iglesias, que después de la derrota en las urnas, sufrió a un grupo de mariachis con guitarras y trompetas que se presentaron en la sede del partido al grito de "canta y no llores". Desconocemos si entre estos, impulsados por ForoCoches, estaba también un ex jugador del Real Madrid vestido también con sombrero mexicano y una guitarra. Probablemente no. Porque si hubiera podido, Iván Campo hubiera escogido una canción mucho menos romántica dedicada a Iglesias. De hecho, tampoco le hubiera cantado; él hubiera preferido escupirle a la cara si lo hubiera tenido cerca.
El adiós de Iglesias ha generado que sus haters, espoleados por la derrota del político, hayan salido de debajo de las piedras. Ana Rosa Quintana no podía ocultar su rencor al desearle un sarcástico "cierre la puerta giratoria al salir". Quién no lo dejaría salir, pero de la prisión, sería el ex central del Madrid. Iván Campo vistió de blanco durante 5 años. Era un central de aquellos que se llamaban leñeros, que repartía más estopa que buenos pases. Uno leñero que iba al bulto y si pasaba la pelota, no pasaba el jugador. Y ahora le ha metido un entradón descomunal a Iglesias que, de haberlo hecho en un terreno de juego, le hubiera roto la tibia y el peroné.
Después de que Figo o Pepe Reina dejaran claras sus antipatías por el líder de Podemos, quien hoy se ha sumado en la resaca electoral ha sido Campo. Posiblemente, el más beligerante de todos. Publica un dibujo dónde Ayuso le mete una patada a Iglesias, ya que hablamos de fútbol. Pero lo más duro ha sido el texto:
No contento con eso, cuando un usuario le ha recordado que ya fue investigado y absuelto, Campo ha seguido supurando odio: "Sí. Pero ahora no es el vicepresidente y está como todos nosotros a disposición de la justicia española. Ojalá lo metan entre rejas".
La obsesión habitual por poner a la gente en la prisión. Y la soberbia. Iván Campo viene con la lección aprendida.