Triunfar en el mundo de la interpretación no es un camino de rosas. Especialmente, si tu físico no se ajusta a los cánones de belleza establecidos por la sociedad. Si no eres "una guapa" o "un guapo" adorable y de revista, posiblemente lo tengas crudo. Sobre todo cuando empiezas tu trayectoria. Aunque el rechazo por lo imperfecto se puede acabar convirtiendo en una jugada maestra y mutar en un imán para directores, productores y público. Es lo que le ha pasado al actor Ivan Massagué, a quien siempre decían "guapo no eres". ¿Se rindió? No, todo el contrario. Hizo de su imperfección la mejor arma de su carrera, como ha confesado en El País.
Parece que el mundo de la interpretación se ha dado cuenta de que la falta de belleza puede abrir puertas en la profesión. La perfección cotiza a la baja, aunque aceptarlo ni es fácil, ni rápido. Lo pasaba muy mal en los castings hasta que se dio cuenta que, a pesar de no ser Jon Kortajarena , si que era atractivo, sexy y singular, y que el triunfo se basa en otras cualidades: "Vi que lo más importante no era cuando decías el texto, sino el momento de la entrada. Ese primer impacto es donde marcas la diferencia". Actitud, convicción y trabajo frente a "una cara bonita". El mundo de hoy en día no es (sólo) de los guapos, sino de los valientes y de los diferentes.
Massagué es un claro ejemplo de que no hay que ser Bradley Cooper para trabajar en el showbusiness. Su abuelo se lo dejó bien claro: "Tienes un físico muy difícil, por la nariz, muy picassiano, pero fácil de recordar. Eso te puede ir muy bien". El protagonista de Benvinguts a la familia no tardó en darle la razón, y en darse cuenta del valor de "la belleza estrambótica e imperfecta, que cambie según le dé la luz". Ser guapo y apuesto está muy bien, pero acaba siendo muy aburrido. Él lo demuestra a menudo, dentro y fuera del mundo del cine y la televisión. Por lo tanto, "no guapos" del mundo, mantengamos la esperanza: Nosotros también podemos ser estrellas.