El exyerno del rey Juan Carlos y exmarido de la infanta Elena, Jaime de Marichalar, no ha pasado desapercibido durante su visita al village del Barcelona Open Banc Sabadell. Y no ha sido precisamente por haber disfrutado de un baño de masas. Más bien al contrario. La soledad ha sido su compañera a lo largo de buena parte de la jornada, y han sido muy pocos los que han podido acercarse al empresario de moda y hombre de confianza del dueño la firma de lujo LVHM.
Marichalar, el llamado como "El duque de Lujo" (un juego de palabras con el título de Duque de Lugo que perdió a raíz del "cese efectivo de la convivencia conyugal de Sus Altezas") era uno de los invitados al stand de una prestigiosa marca de relojes. Y allí ha pasado largas horas, hablando por teléfono y sin apenas colegas de conversación más allá de sus anfitriones. Se sentía como en casa. Solo, pero muy cómodo, quizás demasiado. Le faltaban las zapatillas y el pijama. Los visitantes de la zona exclusiva del torneo le han podido ver prácticamente estirado en uno de los sofás de la carpa, en una postura poco elegante para alguien que presume y viste como un dandy por la vida.
El aristócrata no ha contestado preguntas de En Blau pero sí que ha hecho alguna fugaz excepción con otras personalidades. Ha sido el caso del exalcalde de Barcelona Xavier Trias, quien quizás le ha preguntado por el futuro político del hermano de Jaime, el excéntrico y acérrimo unionista Alvaro de Marichalar, que se ha incorporado a una lista electoral en la batalla por el Ayuntamiento de Barcelona. El exregidor no ha querido confirmar este extremo y nos ha asegurado que sólo le ha saludado "porque soy una persona educada".
No teníamos ninguna duda, señor Trias. En el caso de Marichalar, sin embargo, nos lo tendríamos que mirar bien. Muy bien.