7.57 de la mañana de este lunes. Después de la resaca electoral de la noche del domingo, en El matí de Catalunya Ràdio Laura Rosel da paso, como cada día, a una minisección: los Buenos días que le dedica Jair Domínguez a alguien en especial.
¿Y a quién ha querido desearle el presentador un "Buenos días de mierda"? A los habitantes de los pueblos de Vilamalla (Girona) y La Pobla de Mafumet (Tarragona) que han votado a Vox. De hecho, lo han votado y han hecho que la formación ultra sea la fuerza más votada. Cosas de la democracia. Y de darle voz y voto al fascismo los últimos tiempos. Y de comprar su discurso xenófobo, racista y abyecto. El discurso de Abascal y Garriga ha calado hondo, tanto que han conseguido a 11 diputados en el Parlamento de Catalunya, siendo la cuarta fuerza del hemiciclo. Y, como en el caso de los pueblos mencionados, el partido ganador.
Domínguez no se ha mordido nunca la lengua y no lo hará ahora después de las sorprendentes y preocupantes victorias de los fascistas en Vilamalla y La Pobla de Mafumet. Ha verbalizado su duro mensaje a sus habitantes aunque lamentaba con sorna que "no me oirán, no creo que escuchen Catalunya Ràdio. Pero hay que decirlo, porque me estremece que un pueblo vecino vote tan fuertemente en favor del fascismo". El colaborador reconoce que ha sido una cura de humildad y se pregunta: ¿"El pueblo más poligonero del Empordà vota Vox? Al final resulta que la Catalunya poligonera es neonazi, ¿quien nos lo iba a decir?".
Jair niega la mayor a la manida frase de "al fascismo se lo combate en las urnas... Pues se ve que no. Las urnas dan alas al fascismo, ¿que no lo sabíais"?. ¿Cómo se lo combate, pues, según él? Respuesta demoledora: "Al fascismo, a los nazis, se lo combate con un puñetazo en la boca. No hay medias tintas, no se negocia con el fascismo. Vuestros abuelos, muertos fusilados, enterrados en cunetas, encerrados en campos de concentración en Argelès, no os dirían que al fascismo se lo combate con las urnas, porque cuando das la oportunidad de votar una opción, por loca que sea, habrá gente que lo escogerá". Domínguez, durísimo, repite con sarcasmo aquello de "la magia de la democracia: todo el mundo puede votar, incluso, aquellos que no carburan, incluso aquellos que se piensan que esto es un juego, incluso aquellos que no saben que nos estamos jugando el futuro de nuestros hijos".
No se puede decir más claro.