El famoso debate sobre la lengua de TVE de hace algunas semanas sigue levantando polvareda. Allí se tuvieron que escuchar ataques y mentiras infectas sobre el catalán, el vasco o el gallego, pero curiosamente los ofendidos no son los agraviados, no. La piel fina la tienen los españolistas. Una de ellas, la catalana Anna Grau, que escupía fake-news sobre espionaje en los patios de escuela y maniobras para aplastar el castellano, la lengua del Imperio. Grau recibió una bofetada humillante de Jair Domínguez, que con dos palabras la sacó de quicio: "¿va borracha?". La de Societat Civil Catalana se revolvió, llamándole cerdo rabioso de forma más o menos sutil. Pasados unos días, ha convertido su ira en victimismo, lloriqueando en una entrevista y un artículo penoso en 'El Español'.
El texto del diario de Pedro J. llama racista al de TV3, además de elevar a Grau a la categoría de Teresa de Calcuta. La propia protagonista hace un relato lacrimógeno, de cómo pasó de escribir en el Avui al ABC por culpa de los bichos indepes y nacionalistas catalanes, como si ella no fuera nacionalista española. El clímax llega cuando dice lo que piensa de Domínguez: "sugirió que yo había ido borracha a una tertulia. Decir eso es peor que decir que soy puta, porque yo puedo ser una puta y tener razón, pero la opinión de un borracho no tiene credibilidad. Eso es lo que buscan: que yo no tenga credibilidad y que no me llamen en más tertulias". Ríos de lágrimas, que fuerte todo. Debe ser que tiene un doble que va por platós de todo el estado vomitando odio contra Catalunya. Lo más llamativo, la guinda que añade el digital, y que ha servido al del Està Passant para ratificarse y no dar ni un paso atrás: "Posteriormente, Domínguez borró el tuit." ' El Español' le acusa de cobarde, vaya. Y Jair, de eso, nada de nada: nunca ha borrado el tuit, ni lo hará. Subraya el texto y le dedica, nuevamente, dos palabras: "Rotundamente falso". Chim-pum.
Grau, tan defensora del españolismo monolingüe, domina el castellano antiguo: "sostenella y no enmendalla". Lástima que las mentiras tengan las patitas muy cortas.