Pocas veces un premio habrá conseguido tanta unanimidad como el Premio Miquel Porter de este año, o lo que es lo mismo, el Premio Gaudí d'Honor 2023. En la próxima ceremonia de entrega de los galardones del cine catalán, un hombre recogerá este premio inspirado en las chimeneas de La Pedrera, una persona que a diferencia del resto de nominados, no estará nada nervioso por si suena su nombre en la gala, porque ya sabe que él es el elegido. Una persona que ha dedicado toda su vida a su gran pasión: el cine. Una persona que no solo ha hablado de esta pasión, sino que ha hecho despertar la misma pasión en miles de personas que lo han leído, escuchado o visto en los diferentes medios donde ha trabajado. Prensa escrita, radio, televisión... No hay en Catalunya un crítico de cine como él. Reputado, elogiado, querido y respetado por todo el mundo, todos de pie para felicitar al gran Jaume Figueras.

Jaume Figueras / TV3

Uno de los que está más contento por este merecidísimo premio es otro de los críticos en mayúsculas que tenemos en nuestro país, el maravilloso Àlex Gorina. Quizás los que ya tengan una edad recordarán una de las frases más entrañables de la historia de TV3, aquel breve diálogo, formado por dos preguntas que se hacían el uno al otro en un programa pequeño, de poco más de cuatro minutos, una sección, Ni blanc ni negre dentro del Cinema 3, unas píldoras donde se hablaba de cine con diferentes momentos de películas, un debate cinéfilo entre dos monstruos, sobre filmes, directores o intérpretes. Lo presentaban ellos dos, y la coletilla al acabar siempre era: "Adivina, Gorina," "¿lo Superas, Figueras?". Sensacional.

'Adivina, Gorina'... '¿Lo superas, Figueras?' / TV3
'Adivina, Gorina'... '¿Lo superas, Figueras?' / TV3

A El matí de Catalunya Ràdio, con Laura Rosel, Gorina ha admitido que "Jaume Figueras es mi pater espiritual. Le debo absolutamente todo con respecto a mi vida en el mundo del cine". Y entre él y Figueras han explicado la manera como se conocieron, con alguna anécdota sensacional que han recordado estos dos prodigios de la memoria cinematográfica y vital. Explica Gorina, trece años más joven que Figueras (69 años el primero, 82 el segundo), que tiempo atrás, él era un lector voraz de la revista Fotogramas, "la devoraba con pasión. Estaba la sección 'El consultorio de Míster Belvedere' que ahora ya sabemos todos quién es". Un Figueras que recibía cartas, la única manera que teníamos antes de comunicarnos, antes de internet o los móviles. Y Jaume recibía cartas de 'Un gorila que no es Morgan disfrazado', o sea, de Àlex. Recuerda Figueras: "Tú escribías a mano pero con una letra microscópica, una caligrafia diabólica y menuda. Te tenía que leer con lupa".

Jaume Figueras y Àlex Gorina / YouTube

Cada semana escribía, cartas que coleccionaba Jaume, cosa que desconocía Àlex. ¿Por qué?: "Porque eran unas cartas antológicas, de una persona muy joven, que vivía el cine de una manera muy viva". Entonces, Gorina tenía 14 años. Y un día que no se publicaron sus cartas ni respondieron, "entré en una crisis vital y existencial total"... Hasta que recibió al cabo de un tiempo, una llamada en casa... una llamada de Jaume. Y Jaume explica que "tu señora madre, a quien saludo desde aquí, escribió una carta diciendo que 'si os complace, que no siguiéramos alimentando este tipo de cinefilia loca y salvaje de su hijo, porque él tenía que seguir la trayectoria familiar, industrial, etcétera, y que por lo tanto eso lo distraía mucho'. Rosel alucina y se oye de fondo cómo hace "Oooh! No puede ser!". ¿Qué le dijo Jaume a la madre de Àlex?: "Señora, si su hijo tiene esta vocación yo no tengo por qué dejar de alimentarla de alguna manera... Fue una interferencia familiar un poco insólita".

Àlex Gorina y Carme Macià, hijo y madre / TV3

Una madre de la que habla orgulloso Àlex, "una persona extraordinaria a la que se le frustraron familiarmente todas las posibilidades. Lo curioso es que ella, en aquel momento, intentó obedecer los dictados de aquella época intentando hacer lo mismo conmigo, después se ha arrepentido muchísimo". Jaume no hizo caso de Carme Macià, la madre de Àlex, y lo llamó. Y Àlex todavía lo recuerda: "Estaba en el office de mi casa, el teléfono colgado en la pared, ¿me están gastando una broma?". Pero no era ninguna broma. Se conocieron finalmente y "allí nació una gran amistad. Fui a la mili y yo le escribía desde Melilla y él me respondía. Después me dijo de trabajar con él. Yo ya había dicho a mi padre que no continuaría con el negocio familiar, pero no sabía qué haría. Si estoy aquí es gracias a este hombre. Jaume, en público: gracias por todo lo que me has dado".

¿Lo superas, Figueras?... imposible superar esta amistad. Maravillosos los dos.