No tenemos remedio. La especie humana es capaz de demostrar su desprecio más absoluto por el mundo que le rodea. El medio ambiente y el respeto por sus vecinos les importa un rábano. El orden, la limpieza y el sentido común, todavía menos. Estas actitudes son visibles en los gestos más cotidianos: malgastando recursos esenciales, contaminando la atmósfera o el ecosistema, e incluso, ensuciando el espacio compartido con sus desperdicios. Un comportamiento inmune a cualquier campaña de sensibilización o a la educación más elemental. No hay manera: el egoísmo y la poca vergüenza reinan entre nosotros. No sólo eso: se permiten el lujo de hacerse los graciosos. Y lo que entra son ganas de llorar, como mínimo.
Un ejemplo que no admite discusión es el que ha compartido el estimado presentador de TV3, Jaume Freixes. El de la Segarra ha hecho un hallazgo bestial mientras iba por la calle: unos desaprensivos han dejado una regalito en medio de la vía pública. En concreto, un calentador de agua de grandes dimensiones, al que le han enganchado un par de cartelitos diciendo "funciona" y "gratis". Divertidísimo todo. Eso de reciclar y los puntos verdes no va con ellos. Mejor empujar el aparato hasta la carretera y olvidarse de su existencia. Freixes no se ha callado ante la fechoría, dirigiendo un mensaje para aplaudir a sus propietarios. "Ser un auténtico incívico y todavía se supone que le tendrán que dar las gracias por su generosidad". Toda la razón.
Ojalá que alguien les hubiera pillado en plena operación e identificara su casa. Ya sabríamos dónde ir a tirar la basura. Y gratis, como les gusta.