"El virus no entiende de fronteras". Este es uno de los lemas más oídos, leídos y cacareados desde que estallara la crisis del coronavirus, y que se ha utilizado para disparar contra el Govern de Catalunya y el independentismo en general. Para hacer política, vaya, y como diría la nada partidista Cristina Pardo, hacerlo de forma "sibilina". Con el paso de los días, a muchos se les ve el plumero de forma descarada. Resulta que la maldita molécula escondía en su núcleo una bandera, la rojigualda, y una afición: leer la prensa españolista. Es lo que se desprende de la creciente euforia por destacar cómo la pandemia se ensaña con la población catalana, mientras que disminuye en Madrid. Es el castigo divino por no comulgar con el espíritu patriotero y militarista español, y que supura en titulares como este de El Mundo.
"Catalunya aconseja no ingresar en pacientes con mal pronóstico", dicen en el diario, una afirmación que ha hecho estallar a una eminencia médica en Catalunya: el doctor Jaume Padrós, presidente del Colegio de Médicos de Barcelona. Mentiras abyectas que "diagnostica" con rotundidad y sin medias tintas. "Que gran mierda. Falso y repugnante. Esto no es periodismo". No se trata de la opinión de ningún pardillo ni exaltado: lo dice un profesional de la Salud que sabe perfectamente lo que están viviendo los hospitales catalanes, y que no puede consentir falacias malévolas y muy perjudiciales para la moral de los pacientes que sufren el Covid-19, pero también para la reputación del colectivo sanitario.
Dicen que la pandemia saca lo mejor y lo peor de todos nosotros. No hay que recordar quién está en cada lado. Una vez más, no nos cansaremos de repetir: gracias, sanitarios, por dejaros la piel.