El verano ya está aquí: aunque el calendario todavía diga que estamos en primavera, el calor ha hecho que este último fin de semana del mes de mayo quede inaugurada oficialmente la época estival. Un tiempo para disfrutar del aire libre, del descanso, incluso de la lectura. Placeres sencillos pero reconfortantes, pero que pueden convertirse en un infierno si hacemos caso de determinados diarios, columnistas y escritores. Es lo que le está pasando a muchos gracias a 'El País' y a Javier Cercas, desatados contra el independentismo. Sí, no es nuevo. Pero tiran tanto de la cuerda que es imposible pasar por el alto las afrentas y disparates que plasman en sus páginas.
Si 'El País' va de perdonavidas con el tema de los indultos "serán rápidos, limitados y reversibles," el escritor extremeño pero residente en Catalunya insiste con la criminalización impúdica del movimiento independentista catalán, mucho más democrático que el 95% de sus ocurrencias, genuflexiones y escupitajos a los que no piensan (ni lo harán nunca, seguro) como él. La última muestra, en 'El País Semanal': compara el Procés con el terrorismo en el País Vasco. El 'todo es ETA' progre, vaya. Todo en un contexto de enésimo ataque a los nacionalismos periféricos y de reivindicación de la izquierda (de salón, debe ser) y su espíritu internacionalista. Cercas peca siempre de lo mismo: se opone a los nacionalismos desde el más rancio y cínico de todos ellos: el español. Era difícil superar sus últimas sandeces, pero hace méritos: el texto del artículo es penoso, y llega a decir que "muchísimos vascos y gran parte de la izquierda consideraba a ETA y sus adláteres como un movimiento progresista y bienintencionado sostenido por chavales un poco díscolos, y no como lo que fue: un movimiento totalitario sostenido por pistoleros sin entrañas. Mutatis mutandis, en la Cataluña actual ocurren cosas parecidas". Y se queda tan ancho, claro. La red le ha replicado, como el escritor gerundense Josep Maria Fonalleras, que lo retrata.
Cercas, en su delirio, llega a asegurar que Ada Colau es "entusiasta secesionista". Será muy bueno con la prosa, pero la realidad no la ve ni cuando la tiene delante de la cara. Hace semanas dijo que "en Cataluña reina la mentira, y la mentira crea esclavos". Se debe referir a sus lectores, oyentes y teleespectadores. Esclavos de sus fábulas españolistas.