Javier Mariscal ha sido siempre un rara avis, un ente extraño en el ecosistema catalán. El diseñador valenciano afincado en Barcelona desde hace décadas fue seleccionado por el equipo de Pasqual Maragall para diseñar la mascota de los Juegos olímpicos de verano de 1992. Escogió un perro antropomórfico, de color rosado y unidimensional, como chafado. Las siglas del Comité olímpico organizador de Barcelona, COOB, sirvieron para el nombre: Cobi. La primera reacción fue de disgusto pero al final a todo el país se le hizo suyo. Cobi se ha mantenido en los corazones de los catalanes más tiempo que en Mariscal, demasiado extravagante para la mayoría.

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Javier Mariscal TV3

Han pasado 34 años desde que Mariscal presentó a Cobi y ahora el dibujante pasa por el aro de la entrevista anti-indepe habitual del diario El Mundo. El digital madrileño acostumbra conseguir siempre titulares anti-indepes de cualquier artista, sea Carmen Maura, Jose Sacristán o ahora Mariscal, que sin venir a cuento, se despacha contra el movimiento proindependentista. Javier Mariscal: "Gracias a Dios, la fiebre loca ésta del independentismo parece que se ha apagado bastante, aunque son recalcitrantes, y una de las cosas buenas que ha tenido el Covid es que la gran mayoría de personas del mundo es más consciente ahora de que vivimos en una misma casa que se llama planeta Tierra, esa bolita azul que se ve desde la Luna. Y por eso soy muy optimista: continuamente damos dos pasos p'alante y uno para atrás, pero seguimos avanzando". Reduce a más de 2 millones de personas a un acceso de fiebre pasajero e insistente que el Covid ha fulminado. Como analista político es igual que como diseñador: plano.

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Cobi

Mariscal ya tiene 72 años y sigue en su papel de niño naif y despreocupado del éxito y del qué dirán. Explica quién es Cobi:  "Tenía muy claro que no podía ser una mascota congelada, siempre con cara de welcome, siempre simpático. Quería crear un personaje que representara a la gente de la calle. Tenía que tener barriguita porque yo acababa de ser padre y los bebés tienen barriguita y son felices. Tenía que ser como cualquier niño en el colegio. Que no fuera el número uno, que no fuera Rafa Nadal. Tenía que ser como cualquier aficionado al tenis, al que le gusta ir en bici pero no es el primero de la carrera. Y a partir de ahí fue saliendo... Primero alegre, porque tenía que dar la bienvenida y enseñar Barcelona, pero también triste y hasta deprimido. No quería que estuviera siempre feliz porque igual su atleta preferido acaba de perder o le han pisado el pie y le duele. O anoche bebió demasiado y tiene un mal día. Yo qué sé, era como tú y como yo". Una mascota depresiva y triste. Pues tuvo éxito.

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Mariscal y Cobi / TV3

"El Cobi fue la primera mascota que bebía cerveza y cava y reivindicaba estar triste". Los niños de aquel 1992 no han superado el trauma de ver cómo Cobi se marchaba volando en un globo de un barco de papel, cielo hacia allá, y días después los Telediarios de TV3 rompieron toda la magia: unos pescadores encontraron en alta mar el globo pinchado de Cobi, deshecho, triste, muerto, y lo devolvieron en el suelo. Drama. Como decir quiénes son los reyes magos. Allí fue a parar el Cobi que voló a la ceremonia de clausura de los Juegos de Barcelona: al centro de reciclaje.