La carrera de Jesulín como torero despegó rápidamente, convirtiéndose en una figura emblemática. Sin embargo, el camino no estuvo exento de dificultades. A lo largo de su trayectoria, padeció varios accidentes y lesiones que pusieron en jaque su salud. Uno de los episodios más graves ocurrió cuando sufrió una cornada que lo llevó a replantearse su futuro. Este tipo de incidentes no solo afectaron su carrera como torero, sino que también le recordaron el sueño que había dejado atrás.
A pesar de su éxito en el toreo, Jesulín nunca pudo olvidar un anhelo que tenía desde su infancia. Las lesiones y los problemas de salud que enfrentó a lo largo de su vida le hicieron reflexionar sobre lo que podría haber sido si hubiera seguido su verdadera pasión. En entrevistas, ha compartido su nostalgia por aquellos días en los que soñaba en grande. Muy a menudo, hay que enfrentarse a este tipo de situaciones. La pasión por una actividad que queda atrás, por la necesidad de conseguir un trabajo estable. A medida que crecía, el esposo de María José Campanario vio opacado su sueño por la presión familiar y las expectativas que recaían sobre él. La tradición taurina de su familia pesaba en sus decisiones, y aunque tiene una pasión, el destino lo llevó hacia el ruedo. Te contamos más.
El deporte al que Jesulín se pudo haber dedicado de no ser por un accidente
El originario de Ubrique quería convertirse en futbolista. Desde joven, el diestro mostró una gran pasión por el fútbol, un deporte que siempre ocupó un lugar especial en su corazón. No obstante, su camino hacia los grandes estadios se vio truncado por una serie de adversidades que marcaron su vida y que hoy en día sigue pensando con pesar. Su amor por el deporte rey lo llevó a practicarlo con fervor, pero la vida le tenía preparadas otras sorpresas. Lamentablemente, tuvo una lesión de rodilla que se convirtió en un tema grave. No podía entrenar para ser futbolista sin tener la condición física que requiere este deporte, que es muy exigente. Aunado a eso, la situación económica de su familia fue el detonante definitivo para tomar la decisión que cambió su vida para siempre. Con solo 14 años —y con un talento que se perdía de vista— empezó a dedicarse a la tauromaquia de manera profesional.
Su llegada al mundo taurino supuso un revuelo, despertando una gran admiración entre propios y extraños. Fue uno de los toreros más famosos de la década de los años 90 y se retiró joven. ¿El fatídico motivo? Sufrió una importante cornada en la corrida goyesca celebrada en la plaza de Zaragoza. En conclusión, el sueño frustrado de Jesulín de Ubrique de jugar al fútbol con clubes de élite es una historia de sacrificio y la búsqueda de la identidad. Pese a que el destino lo llevó por un camino diferente, su amor por el deporte sigue vivo, recordándonos que, a veces, los sueños pueden transformarse, pero nunca desaparecen por completo.