Belén Esteban, la eterna "princesa del pueblo" y uno de los rostros más icónicos de la televisión española, está atravesando una crisis que pocos podrían haber anticipado. Durante años, su presencia en el programa "Sálvame" le garantizó no solo una posición en la primera línea del entretenimiento, sino también una considerable fuente de ingresos. Sin embargo, todo parece indicar que su reinado podría estar llegando a su fin, y en gran parte, debido a la indiferencia mediática de su ex, Jesulín de Ubrique, y su esposa, María José Campanario.
El silencio de Jesulín y Campanario: Un cambio en la dinámica mediática de Belén Esteban
Belén Esteban ha sabido capitalizar su vida personal desde que en 1997 saltara a la fama como la novia del torero Jesulín de Ubrique. Sin embargo, los tiempos han cambiado y lo que antes generaba titulares y contenido para horas de televisión, hoy se encuentra en un silencio sepulcral. Jesulín y Campanario, conscientes del poder que tiene su silencio, han optado por no entrar en polémicas y han mantenido su vida privada alejada de las cámaras y los platós, dejando a Belén sin la chispa que encendía su popularidad. Así, Belén ha perdido uno de sus mayores atractivos: la constante guerra de declaraciones y desencuentros con los Janeiro-Campanario. Esta falta de polémica la ha relegado a un segundo plano, y sin las cámaras ni los titulares que solían rodearla, su figura se ha desdibujado, afectando gravemente su economía personal.
En 2019, Belén Esteban apostó por un proyecto que, en un principio, parecía tener todo para triunfar: Sabores de la Esteban. Con su característico estilo y un tirón mediático que parecía imbatible, la colaboradora de televisión decidió embarcarse en la producción de productos alimenticios, como gazpachos y patatas fritas, con su sello personal. Sin embargo, el declive de su popularidad se ha reflejado directamente en las ventas de su empresa, que no han logrado mantenerse a flote y está en números rojos.
Sabores de la Esteban: Un imperio en declive
Las cifras hablan por sí solas. Mientras que en 2021 la empresa aún lograba facturar más de 161.986 euros, en su última declaración fiscal, apenas ha conseguido unos míseros 2.660 euros. Un descenso que muestra la cruda realidad a la que se enfrenta Belén Esteban: sin su exposición mediática, su marca no tiene el impacto necesario para sostenerse en un mercado tan competitivo.
La situación se torna aún más alarmante si consideramos que los problemas financieros de Sabores de la Esteban no son recientes. Informes de medios como "La Razón" ya alertaban de una caída en las ventas del 92% hace más de un año, indicando que las dificultades económicas han estado presentes desde hace tiempo, y que la salida de "Sálvame" ha sido la estocada final.
Esta caída en los ingresos de su empresa ha hecho sonar todas las alarmas para Belén, quien se había mostrado siempre optimista con este proyecto, llegando incluso a decir que "estos gazpachos son mi futuro". Sin embargo, con una facturación que no llega ni a los 3.000 euros, el futuro de Sabores de la Esteban se ve más incierto que nunca.