El año 1995, el presentador Jesús Vázquez empezó a vivir un vía crucis. Una larguísima temporada sin que nadie le diera trabajo. Dos años. "Una muerte social y laboral atroz", según él mismo. ¿El motivo? Le vincularon al lamentable Caso Arny. El comunicador fue imputado en un escandaloso caso que sacudió Sevilla y todo el país al destaparse las actividades de prostitución de menores que se practicaban en un pub gay de la capital andaluza. Aquello desembocó después en una especie de caza de brujas de homosexuales, involucrando a una larga lista de hombres públicos, a pesar de que posteriormente, 33 de los 49 imputados fueron absueltos. Entre ellos, Vázquez.

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23 años después, uno de los protagonistas se ha sentado en el Chester de Risto Mejide en la nueva temporada que se ha estrenado este domingo en Cuatro. Pero ni el paso del tiempo ha podido hacer que se olvidara del que fue, sin duda, el peor momento de su vida, con comportamientos "poco éticos y poco legales" en la investigación: "Un señor de un juzgado de Sevilla que no se identificó llamó a mi madre diciendo que si yo no me presento al día siguiente en los juzgados van a dictar una orden de ingreso en prisión contra mí".

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"Pero hijo mío, ¿qué has hecho?", le dijo la madre desconsolada. Una difunta madre que hizo llorar a Jesús Vázquez recordándola y disculpándola por haber tardado tanto en entender su hijo y su homosexualidad: "Yo sé que me quería pero estaba atrapada en ese mundo, afín al antiguo régimen". Lo señalaron. Era poco más que un repudiado. "Jorge Cadaval me salvó la vida en ese momento porque estuve viviendo en su casa". El de los Morancos también estaba en la lista de imputados, junto con Vázquez, Javier Gurruchaga o el hermano de María del Monte. "Todo lo que tenía la justicia para llevarse por delante la vida y la reputación de muchas personas eran los testimonios de cuatro chavales que decían que habíamos abusado de ellos... Yo ni siquiera llegué a ir nunca a  ese bar".

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Una pesadilla de dimensiones mayúsculas de la que Vázquez, años después de haber despertado, todavía no encuentra explicación. Cuestionado por Mejide sobre los intereses ocultos que podría haber habido detrás de su imputación, el presentador gallego considera que "Nunca he sabido por qué me imputaron, por qué yo. Al final he querido pensar que fue el último coletazo de la España de la caverna para asestarle un golpe a la homosexualidad". Un coletazo que casi acaba con su carrera profesional delante de las cámaras. Vázquez va más allá: "Se conchabaron una serie de fuerzas de la judicatura, de la policía, de decir: ¡Vamos a por estos maricones!'. Por culpa de esto, en alguno de los pocos bolos que me salieron, me quisieron linchar". Puedes ver el momento cliqueando en la foto:

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Como dice Risto, "menuda frase".... La vergüenza de aquella persecución a Vázquez se merecía esta rotundidad.