Joan Laporta, en la vertiente profesional, como presidente del Barça, está viviendo un muy buen momento. Si cogemos solo el ejemplo de los dos equipos de fútbol, el motor del club, con permiso del resto de exitosas secciones del club blaugrana, tanto el masculino como el femenino van como un trueno. El Barça de Hansi Flick es líder en solitario en la Liga, y a pesar del traspié contra la Real Sociedad, tiene seis puntos de ventaja sobre el Madrid, marca más goles que nadie y esta combinación de jóvenes del plantel (Lamine, Cubarsí, Casadó, Gavi, Fermín...) más veteranos (Lewandowski, Íñigo Martínez...) está siendo irresistible. Los culés, y media Europa (también en la Champions están haciendo un gran papel), enamorados. Igual que pasa con las jugadoras de Pere Romeu, con paso firme en la Champions, imbatidas en la Liga, donde han ganado todos los partidos disputados, el último, una paliza incontestable en el campo del Real Madrid este pasado sábado. Y cuando hace pocos días que Aitana Bonmatí y Lamine Yamal ganaron sendos Balón de Oro y Golden Boy.
El presidente azulgrana vive unos días optimistas por la buena marcha de sendos equipos o por el éxito de la última asamblea de compromisarios de hace poco. En la vertiente personal, Laporta ha sorprendido al personal con la adquisición de una propiedad en un pequeño pueblo del Empordà, tal como informan en Vanitatis. En un mundo, el del fútbol de primer nivel, donde lo más habitual es ver cómo las estrellas de este deporte compran casoplones, casas inmensas con jardines todavía más gigantes, con todo lujo de detalles, y que cuestan una millonada, lo que se ha comprado el presidente blaugrana ha sorprendido. Como destaca la periodista Sílvia Taulés en la mencionada publicación, Joan Laporta hizo en su día una curiosa adquisición que no tiene nada que ver con las mansiones y palacios de los futbolistas millonarios.
Un "curioso inmueble". Tanto como una iglesia... Y no una cualquiera. Una hecha polvo. "Una iglesia singular, en estado de semiabandono, que él y su familia poseen desde hace décadas y que quieren rehabilitar". ¿Dónde?: en Sant Martí del Forn de Vidre, en el Alt Empordà, cerca de La Jonquera. La iglesia está dentro de una masía de la familia Laporta, y se trata de un "edificio milenario de estilo prerrománico, uno de los pocos templos catalanes con cabecera trilobite y fecha del siglo X". Las pared del templo están llenas de grafitis, sin techo en algunas partes de la estructura y con zonas que están completamente venidas abajo, derruídas. Una propiedad de la cual expertos en románico ponen en valor el patrimonio de esta zona, mostrando preocupación por el estado de la iglesia, que le han trasladado a Laporta la idea de convertir la edificación en un centro de interpretación del románico transfronterizo, aprovechando su estratégica ubicación.