Joan Manuel Serrat lo deja. Se va de los conciertos en directo, pero un músico nunca se va. Quedan sus grabaciones, sus canciones se escucharán durante años, también después de muerte. El año que viene Serrat cumplirá 80 años y ha decidido que ya es hora de irse. Un icono más allá de la música, por lo que significó durante el Franquismo de rebelión. Cuando tocaba defendió la lengua catalana negándose a representar a España en Eurovisión si no cantaba en catalán. Fue Massiel y ganó. Ahora Serrat es amado y criticado en su tierra a partes casi iguales. Los que lo adoran lo hacen de manera militante. Los que lo detestan, también. TV3 ha reaccionado con rapidez y ha improvisado retransmitir en directo el último concierto de la carrera del noi del Poble-sec, en el Palau Sant Jordi. Ha hecho saltar Polònia de la parrilla para reubicar a Serrat. Los haters lo critican. Pero el tuit más viral ha sido de un compañero de Serrat, otro músico catalán, Arnau Tordera:

El iconoclasta vocalista de Obeses hace una pregunta nada inocente: "Si a Serrat le sacas a todos sus arreglistas y los músicos de sesión que le han cubierto siempre los hombros, qué queda?". A Serrat siempre la ha perseguido la etiqueta que no canta bien. Como con Joaquín Sabina, a Serrat se le tiene por mejor letrista, compositor y poeta que cantante. Las abuelas decían que "la voz le tiembla demasiado" y parecía que o eras de Lluís Llach o eras de Serrat. Ser artista es más que llegar a unas determinadas notas, pero Arnau Tordera hurga en la idea de que Serrat ha sabido reinventarse añadiendo artificios: buenos músicos y productores. Lo que es seguro es que sus canciones de la primera etapa son mejores que las de la última etapa. Para gustos colores. Los fans de Serrat se han abalanzado contra Tordera:

Joan Manuel Serrat en el despido en el Sant Jordi, +Foto: Montse Giralt

¿Preguntar es ofender? Arnau quería saber qué más le ven los otros a Serrat aparte de lo que es evidente, es un símbolo como una casa. Un icono, un mito. Pero qué más, musicalmente:

Serrat ha emocionado a muchas generaciones, en el Sant Jordi hubo más canciones en catalán que en castellano, la platea lloró y Serrat dice adiós discretamente, sin grandes aspavientos, a punto de los 80. Sus ideas políticas, contrarias al independentismo, no lo hacen mejor o peor artista. Y al final es música, o te llega o no te llega.

TV3 siempre recibe críticas cuando enfoca a Serrat