Vinicius Jr. ha estado muchos partidos lesionado en este comienzo de temporada. El brasileño reapareció ante su afición hace un par de partidos, los que ha tardado para volver a demostrar que quizás es un magnífico futbolista, pero que también es un deportista pésimo y miserable. Estábamos muy tranquilos sin que la estrella del Madrid se paseara por los terrenos de fútbol como lo que es y no puede ni quiere esconder: un fachenda, un chulopiscinas, un sobrado, un vacilón sin respeto por los equipos ni las aficiones rivales, que se hace la víctima de manera sistemática (con la complicidad de algunos medios y periodistas de la capital vendidos a Su Flotentineza), y a quien le ríen las gracias y le tapan las miserias. ¡Ah! Sin olvidar las campañas infames donde casi se le quiere canonizar cuando algún rival osa hacerle una falta, algún árbitro osa enseñarle tarjeta o alguna afición rival le recrimina las constantes faltas de respeto.
Pero de todos los gestos, vaciladas, salidas de tono y humillaciones que hace él, ni mú. Callan como las ratas. Afortunadamente, en el resto del territorio ya hace tiempo que le hemos visto el plumero al jugador del Real Madrid. Todo el planeta estatal futbolístico le ha tomado la matrícula a Vinicius, exceptuando el madridismo que se pone de perfil y no quiere ver lo que ve todo el mundo: que Vinicius es un ejemplo lamentable de compañerismo, respeto y valores. Y después todavía os vendrán con las milongas de sí España es racista y bla, bla, bla, cada vez que alguien le diga cuatro cosas bien dichas a Vinicius. Y es que no hay que reiterar que a Vinicius la gente le canta las cuarenta no por el color de su piel, sino porque es imbécil. Y el último ejemplo lo encontramos en Girona, después de la victoria de los de Ancelotti por 0 a 3, con la entrada criminal incluida de Nacho a Portu al final del partido.
Después del partido de Montilivi, DAZN ha difundido las imágenes de la disputa que se generó después de esta entrada indecente y después de que Nacho, encima, tuviera la poca vergüenza de ir a darle dos bofetadas al jugador del Girona, postrado en el suelo dolorido. Una imagen que encendió a la grada gironina, y todavía más, cuando vieron qué hizo el impresentable de Vinicius cuando se marchaba hacia los vestuarios, con su habitual rictus de cachondearse de todo el mundo, con la lengua fuera y mirada de soberbia, y mostrando tres dedos (como los tres goles que le marcó el Madrid al Girona). Lo que decimos: un impresentable:
El narrador de los partidos del Barça en RAC1, Joan Mª Pou, no se ha mordido la lengua, harto, como todos, y ha vaticinado qué puede pasar en el futuro con este chulopiscinas brasileño: "Algún día, un Roy Keane del fútbol actual le hará daño de verdad", dice en referencia a aquel leñero futbolista irlandés del Manchester United que no era, digamos que, alguien demasiado sutil, cuando hacía según qué entradas sangrantes a sus rivales... Y si no, que se lo pregunten al padre de Haaland, que cuando jugaba en el City, recibió una entrada criminal de Keane a la altura de la rodilla. Para haceros una idea de lo que está hablando Pou, miren: