WAG. Un acrónimo inventado por tabloides ingleses que significa wifes and girlfriends, esposas o novias de futbolistas, pensado para este subgénero de la prensa de famoseo. El concepto WAG se ha convertido en sinónimo de persona frívola, preocupada solo por su físico, sin profesión y dedicada a hacer ejercicio, compras y cuidar casas y cosas, mascotas y en el mejor de los casos, criaturas. En el Barça han convivido las dos WAGs más famosas del mundo: Shakira y Antonela Roccuzzo. Ahora el club ha quedado huérfano de WAG superstar pero le queda una que vive en Barcelona aunque el marido ya no juega en el Barça. Es Joana Sanz y el marido es Dani Alves que también vive en Barcelona, concretamente en Brians 2, la prisión de la carretera de Martorell.
Sanz, modelo canaria, ha dado muestras sobradas de frivolidad, como salir de fiesta en la calle Tuset donde sucedió la supuesta violación de Alves, y muestras de sensatez, como su carta pública anunciando que se separaba del jugador. Ahora está de vuelta, viviendo en Barcelona, en el piso de su millonario marido, y tiene previsto testificar a favor de él en el juicio que se celebrará el mes que viene en la Audiencia Provincial de Barcelona. En la espera se ha puesto en casa el documental de Netflix sobre los Beckham. Joana Sanz se ha visto reflejada, sobre todo en ella, Victoria Beckham. Como Shakira, tenía una carrera muy potente antes de enamorarse del futbolista del Manchester United, era la Spice Girl pija. Pero tuvo que hacer ciertas renuncias. Y eso ha despertado a Joana Sanz que explica en Instagram cuál es la parte mala de ser WAG. Negro sobre blanco:
Joana Sanz sobre una imagen del matrimonio Beckham: "Qué mujer tan elegante. Lo difícil que es estar casada con un jugador de fútbol. Tener que elegir seguir su sueño por la familia o seguir cada uno el suyo por separado con todo lo que eso conlleva. Lidiar con los medios de comunicación, opiniones públicas, soledad, frustración... Pero con el paso de los años y las mil tormentas, se eligieron”. La parte oscura de la popularidad de la WAG: vivir frustrada porque la carrera de él al ser más corta es la prioritaria, vivir sola gran parte de la semana (los jugadores tienen dos partidos por semana, cuatro vuelos mínimo, muchas noches fuera), vivir criticada por frívola, sufrir prensa hostil... No añade otro peaje de ser WAG: los futbolistas viven rodeados de mujeres que los quieren seducir. Ella es la segunda esposa de Alves, que se divorció de la primera, y Alves es un adúltero confeso. Un tribunal, dirá si también es un violador. Joana explica la parte que quiere, pero es una reflexión que no acostumbran a hacer las WAGS, encantadas con un Instagram pastel y plano.
Joana huye pero parece que la frivolidad la persigue y corre más: ha vuelto a vivir en casa del acusado evitando que su todavía marido Dani Alves ofrezca una imagen de monstruo. La razón que dan en Telecinco para este retorno de Joana a Barcelona estremece: "Viene porque echa de menos a sus mascotas, a los perros del matrimonio que siguen estando cuidados en casa de Alves por los empleados del hogar". No tienen hijos pero tienen perros.