El bailaor Joaquín Cortés ha vuelto a los escenarios con una gira realmente ambiciosa, la de su espectáculo 'Esencia'. El de Córdoba tiene la agenda plena de funciones por todo el mundo: acaba de pasar por el Teatro Real de Madrid y por el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. La siguiente parada era en el Kursaal de Donostia, pero un tropiezo de salud le ha obligado a cancelar la cita. Un problema grave, misterioso y que le ha llevado a ingresar en el hospital, cogiemndo a contrapié al público que había pagado su entrada... y a sus propios compañeros de escena.
Cortés, de 54 años, lo ha explicado en Instagram con una publicación que empieza fuerte: "Lo que la gente no sabe, ni siquiera mi propia compañía, es que hace semanas que empecé a estar bastante malo, tenía tos de pecho, cansancio, dolor de cabeza". Un malestar que ha ido arrastrando durante semanas sin faltar a las representaciones y ensayos, pero el tema se ha descontrolado hasta el punto de tener que parar y pedir ayuda. Cortés, K.O.
Joaquín Cortés angustiado, pierde el conocimiento
Joaquín explica su situación inquietante y cómo tuvo que tomar la decisión más radical, la de suspender temporalmente la gira. "Llevando a mi hijo Romeo al colegio empecé a toser, y me quedé aturdido mientras conducía, me asusté pero se me pasó. El otro día llegué a Madrid de la rueda de prensa de San Sebastián y al volver del aeropuerto a casa de nuevo empecé a toser pero esta vez le tuve que pedir a Mónica que me cogiera el volante porque de pronto no veía nada". La esperanza de que se tratara de algo pasajero y leve iba disminuyendo, pero el golpe final ha sido una nueva situación de pánico en compañía de sus hijos: "Me desvanecí".
Los médicos no han encontrado el origen del mal del bailaor, que cancela actuaciones
Cortés se ha puesto en manos de los médicos, que todavía no han encontrado el origen de los problemas que impiden que continúe con su vida normal. "Llegué a urgencias con muy poca saturación de oxígeno en sangre. Me están haciendo pruebas de cardiología, neurología y neumología. Estoy con antibiótico y oxígeno. Mañana me van a hacer una broncoscopia, y después me van a poner un holder durante horas o días". Acompaña el relato con una fotogtrafia desde la cama de un hospital, con el rostro reflejando tensión y preocupación. Eso sí, mantiene la esperanza de superarlo, es optimista: "Si he bailado así de salvaje sin apenas oxígeno en sangre y con alguna infección en los pulmones... ¡cómo bailaré cuando me recupere!"
Lo que más lo conmueve, dice, es "llevar días sin ver a mis niños". Ojalá que la cosa no vaya a peor. Toda la fuerza, por supuesto.