'Joc de Cartes' es una de las joyas de la corona de TV3. Es una garantía de éxito, y no afloja a pesar del paso de las temporadas. Que un 27 de diciembre Marc Ribas y compañía vuelvan a enganchar al 22% y 404.000 espectadores es, sencillamente, una brutalidad. Y para recompensar este seguimiento, que prácticamente podríamos definir como pasión y vicio irrefrenable, el capítulo que cierra 2023 tenía un atractivo especial. El primer 'JdC' internacional, si descontamos la visita a Madrid, claro: Andorra. País hermano, amigo, querido y muy visitado por catalanes y catalanas; paraíso de la naturaleza, la montaña y la nieve, con permiso del cambio climático. Lo que no tenemos demasiado claro es que sea la meca de la gastronomía. Cuando menos, por lo que se vio en la pantalla. Tampoco que sea un oasis de paz, amabilidad, ni buen rollo. Eso fue la guerra.

Guerra, en primer lugar, entre los 4 concursantes. O mejor dicho, de una de ellas contra el mundo. Geraldina es una mujer dura, áspera en el trato, a la defensiva permanentemente, y con una tolerancia a la crítica infinitesimal. La audiencia la bautizó como "la borda": un mote derivado de la temática del episodio, la mejor borda de Andorra. Casas rurales de piedra y madera, construidas originalmente como establos, pajares o almacenes de herramientas de cultivo, y que actualmente han sido reutilizadas para albergar restaurantes. Lo explicamos porque la definición provocó el primer gran conflicto: de los 4 aspirantes, solo 1 tenía una borda pura. Dos más lo que regentaban eran eras (lo mismo pero dentro de poblaciones), y una última una cantina. La de Geraldina, que se tomaba fatal cualquier objeción. Especialmente, las de Paqui. No la soportaba. Y en la parte final del programa se dijeron de todo.

Geraldine Andorra Joc de Cartes TV3
Geraldina en 'Joc de Cartes' / TV3
Paqui Andorra Joc de Cartes TV3
Paqui en 'Joc de Cartes' / TV3

Paqui sí que tenía una borda. Espectacular. Con papeles y todo, que la fechaban en el siglo XVII. Lástima que su propuesta culinaria no estuviera a la altura del local. Tampoco mataba la de Pep, un "fanfarrón" en Mercedes descapotable con "17 restaurantes en España y Andorra". Tenía todo la pinta de comida caza guiris, con todo el respeto. Después estaba Alex, con un establecimiento precioso, alguna marranada escondida en la cocina y una oferta de calidad decreciente (no lo decimos nosotros, sino los rivales). Y, por último, la mencionada Geraldina, que lo fiaba todo a la habilidad de su chef y compañero de vida. Cocinaba bien, pero no tuvo el primer lugar asegurado hasta que el voto de Marc Ribas con el plato estrella lo cambió todo. Manitas de cerdo, sí. No se podía saber.

Pep Andorra Joc de Cartes TV3
Pep en 'Joc de Cartes' / TV3
Alex Andorra Joc de Cartes TV3
Alex en 'Joc de Cartes' / TV3

La otra gran guerra fue la de las redes. Y aquí el titular está claro: 'Joc de Cartes' ha irritado a todo un país. En primer lugar, porque consideran que los 4 aspirantes no son representativos de la mejor gastronomía local. Pero es que, además, el origen y el idioma levantaron ampollas. Ninguno de los 4 restauradores eran andorranos: había una portuguesa, un inglés, un catalán... y una de Salamanca. La que no hablaba catalán, evidentemente. Y ya la tenemos liada. Palos a punta pala. Pirotecnia de Fin de Año, que no falte.

Marc Ribas rie Andorra Joc de Cartes TV3
Marc Ribas en Andorra / TV3