La noche prometía. Marc Ribas nos proponía un reto estimulante en 'Joc de Cartes'. Estimulante y más catalán que el pa amb tomàquet: encontrar el mejor desayuno de cuchillo y tenedor, ('esmorzar de forquilla'), en este caso en el Vallès Oriental. Vaya, que estábamos salivando con la propuesta. Más todavía con un pequeño premio añadido para su audiencia fiel, sufridora y trasnochadora: TV3 había avanzado la hora del concurso a las 22:00h, cosa que te permite ir a la cama a una hora más decente. ¿Qué podía salir mal? Pues he aquí que, una vez acabado el episodio, más de uno necesitó tragarse tres litros de agua para acabar con la sequedad en la boca. Del susto, claro.
Cabe decir que, como siempre repetimos, hacer el cásting y encontrar a los competidores adecuados para cada entrega es jorobadísimo. Y en el caso de los famosos desayunos pasó exactamente lo mismo. De la elección de 4 restaurantes que presumían de esta tradición sólo vimos uno, el más sencillo y humilde: el de Asun Boix y sus ayudantes lloronas en Aiguafreda, El Nou Desmai. Otra cosa, claro, es que no luciera tanto como otros aspirantes con enorme técnica, ideas rompedoras y mucha 'mili', pero que no han servido uno de estos desayunos en su vida, Hulio. Hablamos del ganador de la noche: el Bar Baena de Miquel Vila en Canovelles. Bueno, siempre que no consideramos presentar nubes con foie, tomate de gazpacho esferificado o un tártar de fuet como sustitutos del siglo XXI del capipota o una tortilla como Dios manda. Exactamente lo que vimos en el Baena: un lugar dónde ir a comer o cenar con aires de estrella Michelin, pero que el amanecer no la han visto jamás.
Bien, siendo justos diremos que los horarios de apertura y servicio de 3 de los concursantes, el mencionado Baena, el Sisquartos de Jordi Conill en Sant Feliu de Codines (el tocanarices de la noche por aclamación popular, aunque a menudo no le faltaba razón) y La Gran Olla de Annabel Lleonart en Granollers no casan con la categoría central del programa. Pero, de acuerdo, aceptaremos la licencia para tener la fiesta en paz. Ahora bien, entrando en detalle hay cosas que no tienen defensa posible. Por ejemplo, que en el Baena presenciáramos el sablazo más bestia de la historia de 'Joc de Cartes'. Efectivamente, la calidad culinaria tenía mucho que ver, con unos precios proporcionales a la factura. Ahora bien, vendernos la moto de ir a desayunar y dejarte 218 euros para cuatro personas es una tomadura de pelo. El motivo, la segunda botella de vino que sirvieron, un Priorat tinto que deleitaba los paladares y agujereaba el bolsillo al mismo tiempo. 50 euros, ni más ni menos, que sumados a la primera botella hacían un total de 73. Vaya, el típico desayuno y tal.
Eso sí, el vino era espectacular, o cuando menos Marc Ribas y compañía se lo bebieron con un entusiasmo que traspasaba la pantalla. Cosa que no puede decir Annabel de La Gran Olla, que quedó tocada cuando le descubrieron el secreto asqueroso de la noche. No es como el moco de la semana pasada, pero entra dentro de la categoría de pasajeros no deseados durante una comida: una araña en la copa. Que sí, que te puede pasar de todo, y más todavía cuando te expones por la tele. Pero hace daño. Especialmente al pobre insecto, ahogado en un blanco y rescatado con un tenedor para acabar aplastado en el suelo instantes después. No hace falta.
Dicho todo eso, siempre con afecto y admiración, el programa fue un éxito de audiencia. TV3 ha acertado con el cambio de horario: dato descomunal con 20.7% de cuota y 414.000 espectadores, enterrando tropezones anteriores. Ahora sólo queda acertar con los restaurantes... y cerrar el paso a los ingredientes extras.