Si son de los que ayer asistieron a la derrota europea del Barça en el campo del Bayern de Munich y se perdieron el capítulo de 'Joc de Cartes' en TV3, tenemos dos noticias importantes: la primera, que no se notó su ausencia, porque el programa volvió a reventar los audímetros: líder con un incontestable 18% y 389.000 espectadores. La segunda es que el concurso fue poco más o menos como el partido de Champions: a un lado, un equipo (o un restaurante) de categoría: el Bayern 'Carballeira'. En el otro, una banda formada por tres establecimientos: el Barça 'Cantamanyanes, etcétera'. Un duelo desigual hasta el extremo. Y una victoria por goleada que estaba cantada.
El programa de Marc Ribas hacía parada en Lleida buscando al mejor restaurador joven de la capital del Segrià. Jóvenes, como buena parte de la plantilla del F.C.Barcelona, sí. También impotentes frente a un rival experimentado y de campanillas. Ni el mencionado 'Cantamanyanes' ni el 'Des-tapa't Casual Food', ni el 'BOnum No rules' (caray con los nombres) podían toser a la marisquería 'La Carballeira'. Un local conocido por su pescado de calidad y por unos precios no aptos para cualquier bolsillo. Si en los tres primeros la cuenta para 4 personas roza los 100€, en el último la cosa se multiplica por 3, o por 4, todo depende de los gustos del cliente. Ayer, 300 euros. Con eso está todo dicho. O casi todo.
La mencionada marisquería la lleva un chico que se llama Héctor Rodríguez, que es joven pero tiene la suerte de haber heredado un establecimiento que va como un Fórmula 1 gracias a su padre, en el que tienes que ser muy torpe para hundirlo. Los rivales compartían una edad similar y que todos ellos eran hombres (ninguna cocinera ni propietaria), pero nada más. Tres han puesto en marcha los negocios ellos solos y el resultado de su apuesta es incierto y dependerá de muchos factores. El camino será largo, lleno de obstáculos y el riesgo de quiebra estará siempre presente, cosa más difícil de concebir en el primer caso. Ahora bien, que Héctor sea el comandante de la nave no quiere decir necesariamente que sea el mejor para esta posición, porque se le veía inseguro, un poco déspota y siempre necesitado de la aprobación paterna. El abrazo final con su progenitor después del servicio es el mejor ejemplo.
Rodríguez también abrazó a Marc Ribas al final del episodio, entre feliz y aliviado de llevarse los 5.000€ del premio. Es que de haberlos perdido sería de juzgado de guardia. Hacía tiempo que la competencia entre aspirantes era tan inexistente. Muchos leridanos y catalanes en general inundaron la red con esta queja: una batalla entre hombres y ratones, con todo el respeto. Lleida estaba contenta. Y no sólo porque ninguno de los 4 concursantes hubiera osado preparar una de las especialidades locales: los caracoles. Ni rastro. Extraño.
Volveremos a sufrir, volveremos a luchar, volveremos a vencer. Esto va para el Barça y para 'Joc de Cartes'.