El último episodio de 'Joc de Cartes' de Marc Ribas no fue uno cualquiera. No, porque hay muchas maneras de interpretar lo que pasó delante de las narices de los espectadores, una semana más reunidos en masa y haciendo líder a TV3: 309.000 fieles y un 18% de 'share'. La temática de la semana traía cola: se trataba de coronar a uno de los cuatro aspirantes como el mejor restaurante con receta de pollo Pota Blavaa, un 'ferrari' avícola natural de la comarca del Baix Llobregat y más concretamente, del municipio de El Prat de Llobregat. Podría parecer que la elección de establecimientos compartirían, evidentemente localización en el mapa. Más tratándose de un producto con Indicación Geográfica Protegida. Pero no del todo: 3 eran pratenses, sí, pero el cuarto nos llevaba a Cervelló, a más de 20 kilómetros de distancia. Una masía llena de animales y que dirige un joven de Lleida, Daniel, que no cayó nada bien a la audiencia.
El restaurante del tipo tampoco es que tuviera una especial predilección por este pollo: de hecho, sólo había una única propuesta en la carta, un canalón de medidas prehistóricas. Gallinas tenía unas cuantas en la zona exterior de la masia, pero con patas rojas 'vulgaris'. También cabras, por las cuales demostraba mucho más interés. Todo era extraño. Pero mira por dónde que Dani se coronó como ganador de la noche, replicando un 'Maracanazo' en toda regla. Eso sí, utilizando artes realmente inquietantes y un 'fair play' inexistente.
El eterno debate de 'Joc de Cartes', la dicotomía que genera más críticas entre los espectadores y comentaristas tuiteros, no falló a la cita. ¿Concurso gastronómico o reality exprés? ¿Calidad en mesa o lío en la cocina? ¿Vale la pena visitar estos restaurantes, o mejor hacerse un bocadillo de fuet y un vaso de vino y ahorrarse disgustos? Hay opiniones para todos los gustos, pero anoche lo que quedó claro es que, demasiado a menudo, el premio y los honores acaban yendo a parar a aquellos que hacen show en vez de cocinar. Y se repite una tendencia: concursantes que utilizan la táctica de destrozar a los rivales con notas humillantes, como el protagonista de este episodio, mientras acusaba en el resto de aliarse en su contra o, incluso, acoquinaba a aquellos que osaban poner en duda la preparación de las recetas. Un cuadro.
No es que los competidores estuvieran a años luz de distancia, la verdad. Teníamos el restaurante de una academia de tenis, un café con buena pinta pero ejecución decepcionante y un local sin demasiado calor pero de fundamentos gastronómicos con cara y ojos. Este era el Céntric, y todo el mundo lo veía como triunfador. Pues ni mucho menos, ya que todos pasaron por la trituradora de Daniel. Y la red, especialmente los y las pratenses que querían ver brillar a los suyos, se llevaron una sorpresa muy desagradable. El clamor se resume en una palabra: Tongo.
'Joc de Cartes' líder, sí, pero ha perdido a unos cuantos amigos por el camino. Cuando menos, en El Prat. Para pollo, el que montaron en un abrir y cerrar de ojos.