El Mundial de Catar ha empezado, provocando un terremoto en cuanto al consumo televisivo. Las cadenas que no ofrecen los partidos han hecho sus cálculos y saben que las notas de noviembre y diciembre estarán alteradas, que sufrirán, que el liderazgo de algunas de ellas se tambalearán. Ahora bien: de momento, en TV3 todavía nadie les hace sombra. Tienen auténticos cohetes en su parrilla, y pueden confiar en su potencia para equilibrar los resultados del día. Incluso con un acontecimiento tan seguido como el debut de España. Por muchos millones que sumara la retransmisión de La 1, la pública catalana ha mantenido su posición de privilegio. Y todo gracias a programas como 'Joc de Cartes', una semana más líder intratable: 25.7% de cuota y 490.000 espectadores.
El último capítulo del concurso tenía lugar en Barcelona con una temática inédita: encontrar el mejor restaurante de cocina asiática de la capital de Catalunya. Al margen de polémicas, de fiascos, de situaciones delirantes e incómodas o incluso de la clásica tensión de la competición, la nota más positiva del programa no fue culinaria, no. El motivo de celebración, esperanza y alegría para muchos espectadores fue la lección magistral que se ofreció en términos lingüísticos. Una cuestión recurrente, esta del idioma, y que provoca revuelo en la red tras cada emisión. En este caso le dieron la vuelta a la tortilla con contundencia. El nivel de catalán, impecable. Y mira que, sobre el papel, podía haber un handicap por el origen y nacionalidad de algunos de los participantes. Todo lo contrario. Sensacional.
Gran nivel de catalán de los restauradores asiáticos de Barcelona
De los 4 participantes, 2 eran extranjeros (una china y una india), uno catalán "puro" y otro catalán de padre chino. Ya saben la costumbre tan poco edificante que a menudo tenemos en Catalunya, aquella de hablar en castellano a los que vienen de países y culturas diferentes. Como si no pudieran entender y no expresarse en catalán con normalidad, como si fuera antinatural y una misión imposible. Haríamos bien de erradicar este cliché de la cabeza y de la boca lo antes posible, porque sí que se puede. Es posible. Y es sano, es positivo, incluso es necesario y urgente. Más teniendo en cuenta que la situación de la lengua en la ciudad de Barcelona es cada vez más preocupante: no será por gente como Anoushka Das Gupta o Li Wan Li. Ellos son el espejo en el que nos tendríamos que ver reflejados. Las cosas serían muy diferentes.
La red celebra la lección lingüística de 'Joc de Cartes'
Incluso se debe destacar el ejercicio de rotulación del restaurante que salió peor parado de la noche: todos los carteles, las cartas y los mensajes a los clientes estaban escritos en la lengua del país. Fue una exhibición, y el público catalanohablante no dejó la oportunidad de elogiarla. Hay muchos aplausos, cosa que indica que este es el camino. O debería serlo. "Ha habido más respeto a la cultura y la lengua de Catalunya que muchos de los catalanes".
¿En Madrid o en Asia se habla más y mejor catalán que en el Vallès Occidental? Parece que sí. Hace falta pensarlo y trabajar.