Osona es una comarca que, sí o sí, se asocia con el catalán. Irreductibles como los que más. Por eso el último episodio de 'Joc de Cartes' en TV3 ha dejado a la audiencia alucinada, mientras Marc Ribas y compañía buscaban a la mejor restauradora de la zona. La lengua ha vuelto a ser más protagonista que otros ingredientes del programa, y mira que había teca: mucha estrategia, personajes peculiares, milagros y miserias en las cocinas, algún plato que tenía buena pinta y otros que no... No le faltó de nada, el gentío que lo vio en directo se lo pasó muy bien: 19'1%. Una apisonadora.
El recorrido gastronómico fue de Sant Quirze de Besora a Taradell, con un desfile de locales muy tradicionales. Una de las restauradoras era Carme, propietaria del Way. No lo busquen para reservar mesa, ya no existe. A pesar de asegurar que había una cantidad de trabajo diaria ingente, aquello era fantasmagórico. La dueña y su marido cocinero, solos, sin ayudantes, con muchas mesas en el interior... Raro. No ayudaba al estado de la cocina, tan limpia que hacía sospechar: o todo era nuevo, o trabajan poco, o este hombre tiene el secreto mejor guardado de la limpieza de utensilios, sartenes y extractores. Si pasaron por el cash and carry para lavarle la cara a la cocina, gastándose un dinerito, lo tiraron a la basura. No tenían ninguna posibilidad, ni repitiendo "no me gusta" sistemáticamente a sus rivales.
Tocamos ahora la auténtica polémica de la jornada, la cuestión del idioma. Empezaremos por la mala noticia: una catalana que pasa olímpicamente de hablar en catalán, en Osona y en TV3. Íngrid ha hecho muchos amigos entre los fieles del concurso, eso que no tenga ningún tipo de duda. A muchos de los que han opinado les ha dejado la misma cara que a Marc Ribas. Tranquilos, eso sí: que hay esperanza. Y todo gracias a Macarena. La más maca. Ídola.
La Maca es uruguaya y tiene un local que se llama el Gurri Xic en Gurri, junto a Taradell. Una mujer currante, sin pelos en la lengua, y con un respeto y estima por la tierra a la que llegó que es digna de aplaudir. Su catalán da gusto, cosa que tendría que servir de ejemplo a otras personas, algunas de gran repercusión y estilo de vida de millonario, para ponerse un poco las pilas. Tampoco le sirvió para ganar, porque el título estaba claro que iría a parar al Hotel Rosa de Joana, pero hay victorias mucho más dulces. Y Macarena la consiguió. Esperemos que llene su restaurante con los nuevos fans que acaba de hacer.