La catalanofobia no entiende de clases sociales, género o edad, es transversal. Un catalanohablante puede tropezarse con una persona que trabaja de cara al público atendiendo al personal en pleno centro de Barcelona y que vomite su odio a la lengua catalana con la frase más repugnante que alguien puede escupir: "No le entiendo". Simplemente es mentira. Según el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat), el 95,9% de la población de Catalunya entiende el catalán. Por lo tanto, solo el 4% de habitantes del país no entienden nada de la lengua catalana. Así, cuando un camarero, una cajera, un notario, un albañil o una peatona escupe "Hábleme en cristiano que no le entiendo" en realidad no es incomprensión lingüística, hay un 95,9% de probabilidades que sea catalanofobia, pereza, odio y aversión a la lengua catalana. Joel Joan está harto de situaciones como esta que le acaba de pasar a un guionista y escritor, Enric Gomà. Un veterano de las series de TV3, como El juoc de viure donde coincidió con Albert Espinosa. Caminando por la calle Princesa esquina calle Montcada está la pastelería Brunells, una de las más tradicionales de Barcelona, y al señor Gomà le entró hambre:

Enric Gomà TV3

 

La conversación entre el cliente y el dependiente o dependienta es terrible para los dueños de la pastelería:"-Aquest tall de coca, sisplau. -No le entiendo. -Aquest tall de coca, sisplau. -No le entiendo. -Em pot atendre algú que m'entengui? -No le entiendo". Ha acabado yendo a buscar a una china que ha atendido a Gomà en un catalán buenísimo. Obviamente no es una cuestión de etnia. La dependienta china no solo entendía el catalán sino que lo ha aprendido y lo habla con solvencia. Hace falta tener mucho odio para despachar en una pastelería y afirmar que no se entiende la palabra ensaimada o coca que para más indignación se pronuncian igual en castellano que en catalán. Odio a la clientela catalanohablante que pasea por Ciutat Vella. Joel Joan se ha indignado como todo el mundo que lee el tuit:

Joel Joan TV3

Joel Joan acusa a este subgénero de dependientes desgraciadamente habituales a Barcelona de ser un grupo de "amargados que dan por el culo a la gente, colonizadores y fascistoides normalizados". El tuit sirve precisamente para no normalizarlos y para exigir respeto a los derechos de los catalanohablantes. La ley, el sentido común y la buena educación exigen que si alguien pide un trozo de coca en una pastelería no le insultan diciendo por tres veces "No le entiendo" en perfecto castellano. Enric Gomà acierta al matizar que la culpa no es de los clientes catalanohablantes que no se hacen lo bastante fuertes:

La culpa de la catalanofobia no la tienen los catalanohablantes. La tienen los catalanófobos. Que se la curen o dejen su empleo de cara al público. O la pastelería que tome medidas. El daño reputacional ya está hecho. Brunells, en Princesa/Montcada. En el corazón de Cataluña.