Juego de Tronos ha vuelto con más fuerza que nunca: más de 17 millones de espectadores vieron en los EE.UU. el primer episodio de la octava temporada, cuando se estrenó el domingo por la noche en la plataforma HBO. Una audiencia de récord que espera con ansias saber quién acabará sentado en el trono de hierro.

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La serie de más éxito de los últimos años ha llegado incluso a las casas de apuestas, que no pagarán mucho dinero si finalmente es Jon Snow el que gobierne sobre los Siete Reinos del universo George R. R. Martin, porque lo ven factible. Una opción que podría haberse visto muy afectada por el rodaje dramático de una de las escenas del futuro hipotético rey, que casi acaba capado y sin poder dejar un heredero en Poniente.

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Lo ha explicado el mismo Kit Harington, el actor británico que interpreta a Jon Snow, en una entrevista que han hecho pública en el making-of de la serie. Mientras rodaban la escena en la que el protagonista monta el dragón Rhaegal por primera vez, el artista sufrió un pequeño (pero muy doloroso) percance: "En un momento, Jon casi se cae del dragón, que gira con mucho violencia. Mi huevo derecho quedó atrapado y no tuve tiempo de decir que parasen. Me empezaron a sacudir y pensé: así es como acaba todo, sentado aquí encima mientras me sacuden para los testículos, literalmente". La narración del actor es terrorífica, aunque es todavía peor pensar cómo podrían haber acabado los genitales de Jon Snow cuando casi se los arrancan.

Eso sí que habrían sido unas auténticas bolas de dragón, y no lo que buscaba Son Goku.