Uno de los presentadores que estaba en la cima de la fama televisiva hace unos años, cuando presentaba el exitoso Furor, fue Alonso Caparrós. Era el chico de moda de la pantalla, todo el mundo se lo rifaba y era una de las estrellas de los 90. "Pero incluso bajo las luces de aquel plató, aquel presentador alegre, sonriente y exitoso se veía atrapado por lo que él denomina 'su sombra'. ¿Qué sombra? Una fuerte adicción a la cocaína durante 25 años. Son palabras de Jordi Basté antes de entrevistarlo en RAC1 con motivo de la publicación del libro Un trozo de cielo azul. La verdad sobre cómo lo perdí todo, excepto la esperanza.
Caparrós ha escrito un libro sincero y duro, muy duro. Algunos pasajes son francamente sobrecogedores. Pero es la manera, la única manera como el presentador podía hacer frente a lo que le ha pasado. Una adicción que lo llevó a situaciones dificilísimas que lo afectaron evidentemente a él, pero también a la relación con sus padres, sus parejas o sus dos hijos. Ahora Caparrós puede mirar atrás con firmeza. Ha superado aquel infierno, en parte, gracias a su mujer Angélica, el motivo por el cual hizo un clic y por el cual dijo que aquello se tenía que acabar: "El libro abarca el perdón, el arrepentimiento, pero también, la esperanza".
Empezó a consumir hacia los 17 años. Y pocos años después, la adicción fuerte. Basté, conmovido por un fragmento muy duro del libro: "Cuando vas a ver a tu madre y le explicas que te vas a morir, es que es muy bestia". O este otro: "Al tomar cocaína, la única manera de aplacarlo era tomando más. En mí caso, se convertía en un ser vil y solitario que se encerraba en las habitaciones más apartadas de los prostíbulos para dar rienda suelta a sus fantasías sexuales".
Caparros, que reconoce que "durante mucho tiempo viví mí pasado como una tortura, como una pesadilla", dice que "luego lo he convertido en todo lo contrario. Ahora sé lo que quiero en mi vida". Lo celebramos. Una lección de vida y de lucha. Toda la suerte del mundo.