El puente de diciembre ya es historia, y casi la mayoría de catalanas y catalanes se han incorporado a sus puestos de trabajo y tareas habituales. Ahora bien, hay excepciones. Algunas bien particulares y que afectan al programa líder de la radio en Catalunya. Jordi Basté no ha podido coger las riendas de El Món a RAC1 'gracias' a Iberia, matriz de Level, la compañía española de vuelos transoceánicos de bajo coste, y que ha dejó en tierra a 250 pasajeros de la ruta Boston - Barcelona. Ya se pueden imaginar que el incidente no ha sido del gusto de los afectados, que tenían que aterrizar durante el domingo 8 de diciembre en El Prat del Llobregat. Pero la indignació viene sobre todo por el habitual maltrato de muchas compañías aéreas a sus usuarios en situaciones similares. Y Basté, experto en estas lides, se ha enfadado y mucho. Con razón.

Jordi estallaba después de horas de espera, de falta de información y de unos cuántos tuits y fotografías en el aeropuerto de Boston explicando la situación a los supuestos responsables de la compañía: "Low cost no significa escupir a la cara". Y es que no hay peor ofensa que el silencio interesado de aquellos que tienen que responder ante los problemas. La táctica, extendida a cualquier medio de transporte, y criticada por miles y miles de ciudadanos que la han sufrido, no cambia. Normalmente, las empresas se pasan por el arco de triunfo las quejas, aunque cuando la cosa afecta a un personaje de la relevancia de Basté se obra el 'milagro'. Mejor dicho, el espejismo: Se obtiene respuesta, pero confusa, tardía, enrevesada e insuficiente. Y una nueva táctica: pasarse la pelota de unos a otros. De Iberia, "papá" según la ironía del periodista, a Level, que demuestra que su servicio de atención al cliente es de bajo bajo bajo coste, por no hablar de otros conceptos éticos: "Falta de empatía, atención e información. Lamentable".

Jordi Basté TV3

Lo hemos visto demasiadas veces con Vueling, y nada ha cambiado. La política de Iberia y sus compañías hermanas sigue la línea del desprecio hacia los clientes, convirtiendo viajes en odiseas. A Basté y al resto del pasaje le han amargado el puente, y su incorporación al trabajo. ¡No puede ser!