A las cuatro y cuarto de la tarde, casi todo el mundo plantado delante de los televisores o, los más afortunados, en las gradas del Camp Nou, para ver el Clásico. Un Barça-Madrid que por mucho que los dos equipos no estén pasando un buen momento, por mucho que ya no haya ni Messi ni Cristiano, por mucho que el Barça esté pasando una crisis económica y que el Madrid tampoco esté para tirar campanas, por muchos peros que le quieran encontrar, siempre será un Barça-Madrid.
El Clásico. El partido más importante de la Liga. Y me atrevería a decir que del mundo. El duelo entre los dos conjuntos más importantes de la historia. El cara a cara que miran en todas partes, ha empezado a rodar pasado un cuarto de hora de las cuatro de la tarde en el estadio azulgrana.
Veremos qué pasa encima del césped. Veremos si Koeman se impone a Ancelotti o si el italiano pondrá con un pie y medio al holandés fuera del club. Veremos también si reina Ansu Fati o lo hace Vinicius Jr. Veremos. Y de entre todos los culés que lo veremos, uno que ya hace años que ha demostrado lo nervioso que se pone antes de un partido como este, como vive con tensión un Barça-Madrid, por mucho que parezca descafeinado, como el de este año.
Jordi Basté, genio y figura, ha visto y vivido clásicos de todos los colores. Pero a fuerza de experiencia, cada vez sabe como afrontar mejor un partido de estas características. ¿Que hay nervios previos y durante el partido? A grandes males, grandes remedios. O mejor dicho, a grandes males, los mejores remedios.
Porque el locutor de RAC1 se ha preparado comme il faut, se ha puesto las botas, y eso que él no tenía que saltar al césped del Camp Nou. Qué mejor que templar la desazón con un festín pantagruélico.
Una retahíla de platos a cuál de aspecto más delicioso, regado con un vinito que quita el hipo, un Bourgougne pinot noir de Jean Claude Ramonet del 2017 con un buqué maravilloso que traspasa la pantalla.
Bebida digna de un Barça-Madrid. Incluso, de una final de Champions. Lo que ha acompañado a la bebida también hace salivar de mala manera. Un plato de pescado descomunal, una carnaca cargada de finezza que parece una obra de arte y un plato de foie fresco, como diría su compañero en RAC1, Joan Mª Pou, de traca, traca, traca y pañuelo.
Un menú de bandera aliñado en redes con frases alentadoras marca de la casa, gritos de ánimo de un culé que ha llegado a la hora del partido con la panza llena:
Faltaba la guinda del pastel. Todo lo que hemos visto se lo ha zampado Basté este mediodía, antes de que empezara el partido. Pero para la hora exacta que empezara el match, tenía preparado un golpe de efecto para seguir a tono durante los 90 minutos.
Un conejo que ha sacado de la chistera que tiene forma cilíndrica, la de otra botella, en este caso, un Grands vins de Bourgogne del 2016 de Fixin, de Domaine Berthaut Gerbet, preparado para degustar, como él mismo dice, a las 4.15 en punto.
Ya han pasado unos minutos desde que ha empezado el Clásico. Esperamos que le siente bien el partido. Y si no, no os preocupéis por Jordi, que muy triste, con un borgoña como este en la mesa, no lo estará.