Jordi Évole ha vivido un final del domingo singular. En vez de mirar la televisión y ver el capítulo de 'Salvados' dedicado al 20.º aniversario de la catástrofe del Prestige, el de Cornellà de Llobregat cambiaba de piel. De presentador a cantante. Évole tenía un bolo muy especial en la Sala Apolo de Barcelona, liderando su proyecto musical propio: 'Los Niños Jesús'. Y era especial por varias razones: por ejemplo, por haber agotado las localidades. Gente a patadas, hasta los topes. Había expectación por verlo y escucharlo interpretando una serie de versiones muy populares, de aquellas que son himnos para muchos fans de la música. Una idea que surgió de una conversación del comunicador con su amigo Pau Donés, tristemente desaparecido. Quería saber qué se sentía con el micrófono en la mano. Y el de 'Jarabe de Palo' le respondió de forma sencilla y contundente: cuando lo hiciera lo entendería. Seguro que esta predicción se ha cumplido con creces.
El Évole cantante no será Pavarotti ni tendrá una voz que enamora, pero ganas, entusiasmo e incluso posado de artista no le faltan. La actitud es el primer mandamiento de aquel que sube al escenario. Y lo que te conecta con aquellos que han pagado la entrada. Además, el morbo de ver a Jordi en una situación tan alejada de lo que conocemos de él hacía la cita todavía más estimulante para sus incondicionales. Aunque todavía había un ingrediente extra: las estrellas invitadas de la noche. Una bomba, algunas increíbles.
Los acompañantes de Évole y su banda eran, en gran medida, artistas consagrados del mundo de la música. El primero fue Shuarma, la voz del popular grupo Elefantes. Era el aperitivo de uno in crescendo de manual. Después llegaría Kiko Veneno, con el que cantó el conocidísimo 'Memphis Blues'. Poco después subía uno alucinante: Albert Pla. La música crea conexiones que a veces cuesta creer. Pla y Évole escogieron un tema que iba de perlas a la escena: 'El lado más bestia de la vida', aquella interpretación genial del mítico hit de Lou Reed. Y todavía quedaba el plato fuerte, la guinda. O cereza XXXL. Una inaudita.
El cuarto invitado no era una estrella de la música, como Évole, pero eso sí: domina el micrófono como nadie y ha subido a muchos escenarios. Su especialidad es la de hablar. Y hacerlo con contundencia, con rigor, con pasión cuando toca. Una actividad que lo han convertido en todo un referente: es el periodista líder de la radio en Catalunya, el más seguido, oído e influyente de las ondas. Exacto, Jordi Basté. Parece ser que entre ambos Jordis había una apuesta en marcha, y Basté cumplió su palabra. Allí lo teníamos, dándolo todo con la canción 'Emborracharme' de los Lori Meyers. El vídeo es ya un incunable. Suban el volumen:
Si esta mañana han sintonizado con 'El Món a Rac1' y han percibido la voz de Basté un poco diferente, no se asusten: son "daños" colaterales de forzar las cuerdas vocales... o de dormir menos de lo que acostumbra a hacer, que es poquito. Piensen que se levanta a las 4 de la madrugada para hacer el programa, y que llegó entrada la noche a su casa. ¡El show es así!