La lengua catalana es el bien más preciado de Cataluña. Porque no tiene precio. Forma parte de aquello que todo el mundo tiene: infancia, nostalgia y amor. Los que la tienen como lengua materna, porque es lo primero que recibieron en el cerebro. Los que la aprendieron en la escuela porque han incorporado un idioma con una musicalidad preciosa. Y los que lo han aprendido de adultos porque la sienten como propia. Se la quiere utilizándola. Uno de los periodistas que más la utilizan por horas diarias que habla, y que más escuchan, por ser líder en la radio, es Jordi Basté. Como autoridad en uso del catalán escoge dos palabras en desuso que adora:

Basté en la Torre Godó, foto: S. A.

Jordi Basté responde la propuesta de un compañero de la competencia, el diario Ara, que pone en marcha una campaña para relanzar palabras que han caído en desuso. Basté adopta dos: "Pempins (sic) y cagadubtes". Los catalanes adoran el verbo cagar: "Vete a cagar", "caga Tió", "el caganer", "hacer el fin del cagaelàstics", "ser un cagamandúrries" o "ser un cagadubtes"... es infinito. La otra palabra es más desconocida: "pèmpins", que se escribe con acento como corrige el periodista del Ara. Una manera antigua de referirse al dinero. "Aquel es rico, tiene muchos pèmpins".

Jordi Basté en la redacción de RAC1, foto: S. A.

Una iniciativa bonita y una elección de Basté muy acertada. Lástima de la ortografía. El líder de la radio escribe "pempins" pronunciado como pixapins.