Se tendría que revisar el dicho castellano de "la música amansa a las fieras". Quizás pasa con el resto de especies animales, pero no con determinados humanos. Estos es ponen como fieras, nunca mejor dicho. Un o una oyente de El Món a RAC1 de Jordi Basté se ha excitado y mucho a primera hora de la mañana. Su ira iba contra el presentador del espacio, al considerar que había cometido un error monumental, impropio de un comunicador de renombre. Era las siete y cuarto de la mañana y la conversación en la emisora giraba en torno a la presencia en el Festival de música de Cambrils de la diva del pop de los 70, Bonny Tyler. Todo bien. Pero Basté confesaba que había debate en la redacción sobre otro de los nombres estelares de la cita tarraconense: el pianista Richard Clayderman. "El pesado del piano", lo bautizaba, recordando una de sus canciones más famosas. Aquí viene la madre del cordero: se trataba de "Balada para Adelina", una de aquellas melodías que hemos oído en todas partes durante décadas.
Cliquea para sentir Basté hablando de Richard Clayderman (minuto 15):
Este inciso musical encendía los ánimos del mencionado oyente y combativo tuitero. Debía tener el móvil o el ordenador cerca, vomitando toda su mala leche contra Basté, al que evidentemente no soporta a pesar de escucharlo de buena mañana. El internauta estaba convencido de cuatro cosas: de que Jordi es un "ignorante, un pedante y un pesado" y de que la pieza que sonaba en la radio no era de Clayderman. Tampoco el título estaba bien: en realidad, era el "Para Elisa" de Ludwig Van Beethoven, y nadie en la puñetera radio se había dado cuenta. Evidentemente, la pifia es de nota, agravada por los insultos que dedicaba al presentador. En vez de dejarlo correr, Basté ha decidido leerle la cartilla con una bofetada con la mano abierta... y la portada del tema del pianista: "Perdone Usted sr o sra Desperta Ferro mi pedantería. Yo le disculpo su demostrable ignorancia". Patapam. "Me ha hecho daño a mí", decían en redes.
Hay gente que desayuna demasiado fuerte y tiene Twitter demasiado cerca. Después están los que no contrastan sus aseveraciones y va dando clases a periodistas. En este caso, parece que hemos encontrado la combinación perfecta.