Una de las cosas que más le gustan al bueno de Jordi Basté, siempre lo ha dicho, es el cine. Como espectador, y desde hace muchos años ya, como entrevistador, siempre que puede, habla de y con, actores, actrices, directores, películas o cualquier cosa que tenga que ver con el séptimo arte. Especialmente, le gusta hablar de aquellos nombres que para él, le han marcado por uno u otro motivo.

Jordi Basté / Foto: Sergi Alcàzar

En más de una ocasión ha dicho que siempre que le preguntan qué películas le hicieron reír en su juventud, cita algunas de Berlanga, algunas de Louis de Funès, El Guateque de Peter Sellers y La vida de Brian de los Monty Pyhton. Pero si tiene que concretar todavía más, un día verbalizó que "La escopeta nacional', de Berlanga, siempre he pensado que es la mejor película de la historia del cine". Hace poco, el 12 de junio, se celebró el centenario del nacimiento de un GENIO, en mayúsculas, el director de cine valenciano. Luis García Berlanga nacía el 12 de junio de 1921, y un día antes de su centenario, en El món a RAC1 hablaron con el hijo del cineasta.

Luis García-Berlanga

"El único director que ha conseguido que su apellido defina un género", dice Basté del creador de obras maestras como Bienvenido Mister Marshall, Plácido, El verdugo, Calabuch, Todos a la cárcel, Los jueves, milagro o La vaquilla. Pero nada comparable, para Basté, y para servidor, como La escopeta nacional.

Mònica Randall y José Sazatornil en 'La escopeta nacional'

Del año 1978, tiene más vigencia que muchas de las películas que se hacen ahora. Ácido retrato de la clase alta y de las relaciones con la política, entonces, postfranquista, pero que vista ahora, no parece difícil imaginar que pasarían cosas parecidas. Inspirada en las cacerías de Franco, explica el viaje de Jaume Canivell, un fabricante catalán de porteros electrónicos interpretado por el maravilloso José Sazatornil, a Madrid, acompañado de su secretaria y amante, la no menos maravillosa Mònica Randall, con el fin de rodearse de la alta sociedad y mejorar su negocio. Allí, se va de cacería a los terrenos del marqués de Leguineche, sublime Luis Escobar, que, entre otras particularidades, colecciona pelos de pubis, como se ve en una de las escenas más míticas de las muchas que tiene el filme:

Así que imaginen cómo se debe haber sentido Jordi Basté en poder ver por primera vez una joya como esta... en pantalla grande, en una sala de cine.

Porque desde hace un día, La escopeta nacional se puede ver en el Cine Verdi. Y allí es donde ha ido, probablemente, el primero de la cola, Basté. Un Basté emocionado, como un niño con zapatos nuevos, que instantes antes de que se cerraran las luces subía esta imagen en las redes sociales:

Hagan como él. No se arrepentirán.