Motivos para ponerse las manos en la cabeza con las decisiones de la justicia española hay a espuertas. Jordi Basté lo sabe, pero de vez en cuando, se le llena el buche, le rebosa la paciencia y se queda muy a gusto, cosa que le agradecen sus oyentes. Porque de vez en cuando hay que decir muy alto y fuerte que basta, basta de tomar decisiones abyectas y miserables en nombre de la ley. Probablemente, a la justicia española le chupe un pie lo que diga Basté o cualquier otro, pero el director de El món a RAC1, programa más escuchado de Catalunya, hace bien en hundir a la justicia española cuando mea fuera de tiesto.

Toni Comín, Carles Puigdemont y Clara Ponsatí / Efe

Hace unos días lo hizo después de la decisión del Tribunal General de la Unión Europea que suspendió el levantamiento de la inmunidad de los eurodiputados Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí, pero temiendo que en España eso sería papel mojado: "aunque Europa estruja sistemáticamente todas las decisiones de los tribunales españoles, es lógico creer que en España, la salida existiría..., pero en furgoneta y hacia la prisión, hasta el juicio, que podría tardar. La ley, la ley, la ley... no se aplica en el orden inverso. Es decir, no pueden volver porque probablemente la justicia española se saltaría a la europea, que es la suprema".

Jordi Basté / TV3

Esta mañana de martes, el periodista se ha vuelto a levantar sin poder morderse la lengua y ha abierto su delantal imprescindible con un sopapo con la mano abierta en tono de lamento. Sólo empezar, ya avisa: "La noticia es terrible". Y ciertamente, lo es. El pleno del Consejo General del Poder Judicial ha aprobado por 15 votos a favor y 6 en contra el informe sobre la ley de memoria democrática, que cuestiona que se puedan ilegalizar fundaciones por apología del franquismo, por incitación al odio o a la violencia contra las víctimas del golpe de estado. Chim pum. El escrito del CGPJ es de traca: "La apología del franquismo, siempre que no esté el requisito adicional de menosprecio o humillación a las víctimas, constituye la expresión de unas ideas que, aunque sean contrarias a los valores de la Constitución, están amparadas por la libertad de expresión".

Jordi Basté / Foto: Sergi Alcàzar

Caretas fuera. Cómo bien dice Basté, "ya hace tiempo que el franquismo se ha destapado y ha dejado de ser un elemento exótico. Cuando se dijo que el gobierno de España pensaba en la retirada de la momia de Franco, uno de los nietos de los dictadores, Francis Franco, dijo que el trato de la prensa lo llevaba a la época del NODO. Al final los franquistas utilizarán a Franco para acusar de franquistas a los que no piensan como ellos que son franquistas". En nombre de la libertad de expresión, el franquismo, que no lo olvidemos, toma su nombre de un dictador exterminador, repetimos, de un DICTADOR que se hartó de matar gente, campa a sus anchas. La comparación es vergonzosa, por ejemplo, con Alemania: "el artículo 20 de la Constitución (el de la libertad de expresión) delante del artículo 86 del Código Penal de Alemania, donde hacer apología del nazismo es delito condenado con tres años de prisión".

Jordi Basté / Foto: Sergi Alcàzar

El periodista acaba su editorial verbalizando el asco que le genera la decisión de la justicia española y lamentando que el franquismo esté tan crecido en un país donde, incluso, hay quien se siente orgulloso: "en nombre de la libertad de expresión lo haremos más grande. Hay bromas que no hacen reír y hay apologías que no son democráticas. Y alabar a Franco en España, como Hitler en Alemania, es intolerable, patético, asqueroso, repulsivo, repugnante y repelente". Y el final, es para enmarcar: "Últimamente todo lo que hace la alta judicatura española es lanzar la moneda al aire de la justicia y entre cara y cruz siempre sale cara. Demasiada casualidad. Lo más peligroso es que la cara de la moneda es la de Franco. Y eso da miedo".

Imprescindible.