Siempre es triste para los culés cuando un jugador emblemático de la historia azulgrana cuelga las botas. Siempre es triste cuando alguien a quien hemos visto crecer con la camiseta azulgrana desde bien pequeño, dice que ya es suficiente. Los culés estamos las últimas horas con un nudo en la garganta porque uno de los niños de casa, un joven que se formó como persona y como jugador en la Masia, ha sentido que ya ha llegado la hora de retirarse del fútbol... y eso que tiene solo 32 años. Hablamos de Bojan Krkic, el noi de Linyola.
En un emotivo acto en el auditorio 1899 del Camp Nou, Bojan se ha despedido de la afición culé, en un estadio donde jugó cuatro temporadas defendiendo la camiseta del primer equipo - anotando un total de 41 goles - y consiguiendo muchos títulos desde que Frank Rijkaard le dio la oportunidad. Formó parte de un equipo de ensueño después de pasar por las categorías inferiores, consiguiendo goles inolvidables, aunque el más sonado fue uno que no subió al marcador de manera injusta, contra el Inter en una Champions, que valió la eliminación del Barça.
Después de su paso por el club de su vida, Bojan tuvo que hacer las maletas y marcharse a muchos países y equipos diferentes. Todo un trotamundos del mundo del fútbol, ofreció su talento, sus goles y su permanente sonrisa de buen chico a la Roma, el Milan, el Ajax, el Stoke City, el Mainz 05, el Alavés, el Montreal Impact y el Vissel Kobe japonés. Primer jugador español en marcar en todas las grandes ligas, la española, la italiana, la Premier y la Bundesliga, y en tres de los cinco continentes, Europa, América y Asia. Sin olvidar que también vistió las camisetas de la Roja y de la selección catalana. Un hito que vino acompañado de una bondad que ha dejado huella en muchos compañeros y colegas de profesión.
Una imagen que emociona, delante de todas las camisetas que han lucido el nombre de Bojan en la espalda. Bojan ha sido entrevistado esta mañana del viernes por Jordi Basté, donde se ha abierto en canal para dejar claro que no todo fue un camino de rosas, que sufrió en muchos momentos, y que ha necesitado ayuda psicológica para afrontar el hecho de convertirse en un jugador del Barça de quien todo el mundo esperaba mucho de él con solo 16-17 años, cuando todavía era un niño.
Una conversación deliciosa. Y necesaria. Todo el mundo la tendría que recuperar, para oír la madurez y las reflexiones de un Bojan hablando sin ambages de su vida, de las luces y las sombras, y cómo a un jugador que tocó la gloria, a todo un jugador de un Barça triunfante, le vinieron dudas y tuvo que capear ansiedades y problemas de este estilo. Basté, cuando acababa la entrevista, le ha sacado el tema al ya exjugador sobre su retirada. Bojan ha comentado explícitamente su voluntad de colgar las botas vistiendo una camiseta muy especial, la de uno de los equipos que defendió con orgullo. Es más, siempre hacía lo imposible para vestirse esta camiseta, aunque estuviera jugando muy lejos de aquí a nivel de clubs. ¿Qué camiseta es especial para el de Linyola? La de la selección catalana.
Krkic lo dio todo por defender la selección de nuestro país, y le haría ilusión que la última vez que salte al césped, sea con las cuatro barras. ¿Contra quién? Esa es la cuestión. Si fuera por él, le encantaría que fuera en un partido donde Catalunya se enfrentara a la selección orange de Holanda. Pero a saber. En este sentido, interviene Jordi Basté para hacer una de las rajadas más descomunales que se le recuerdan. Y tiene toda la razón del mundo. El periodista ha estallado, harto de la deriva que lleva observando los últimos tiempos, y que ha hecho que los partidos de Catalunya, que hace unos años eran acontecimientos de primer nivel mundial, ahora se hayan convertido en poco más que partidos de solteros contra casados. Y no se ha callado a la hora de denunciarlo: ""Abro un pequeño paréntesis", y dice con sarcasmo: "Qué época aquella maravillosa que los partidos de la selección catalana eran contra Brasil o Argentina y llenaban el Camp Nou. Seguramente porque había un país que empujaba y una federación que se lo creía. Ahora tenemos un país que empuja poco y una federación que no se lo cree. Entonces, jugamos contra selecciones de costillada, que podrían poner allí unas brasas e ir haciendo, y que podrían jugar en el campo de la Bota. Lo digo porque en el próximo partido quizá busquemos una selección potente y que nos sintamos cómplices como cuando nos sentíamos hace, in hilo tempore, cuando la selección catalana era un equipo de fútbol, no sólo potente, sino una federación potente y no ésta, que parecen palmeros de la española". Pam. Descomunal.
Claro y catalán... como la selección catalana. Que quién sea, tome nota. El bueno de Bojan se merece una despedida a la altura.