El encontronazo entre Gabriel Rufián y Josep Borrell en el Congreso de los diputados sobre los presos políticos trae cola. Rufián ha llamado indigno a Borrell por mofarse de Oriol Junqueras cuando estaba en prisión diciendo "Mossèn Junqueras. Me recuerda al cura de mi pueblo, tienen la misma arquitectura física y mental". Borrell le suelta a Rufiñan que sólo tiene serrín en el cerebro y el expulsado ha sido Rufián. Todo en orden. Los que han aplaudido con más fuerza a Borrell han sido los escaños de la oposición, especialmente los de Ciudadanos. En las redes tienen hooligans que hacen el trabajo sucio. El más feroz, Jordi Cañas:
Cañas sabe mucho de redes, es la némesis tuitera de Rufián. Y aprovecha una posición de brazos abiertos del diputado de ERC para contraponerla con una parecida del personaje que hace Leonardo DiCaprio en "El lobo de Wall Street". Era una chulo, estafador, bocazas y por encima de todo, un adicto a la cocaína. Todos los que han visto la película recuerdan este como su rasgo más definitivo. Así Cañas se ahorra llamarle cocainómano a Rufián y basta una insinuación. Hay que recordar a Cañas que acusar a alguien de drogarse no es acusarlo de un delito. En su partido lo saben muy bien. Pactaron con Monedero un acuerdo extrajudicial cuando el de Podemos insinuó lo mismo de Albert Rivera: que toma cocaína.
Cañas está desatado con un encontronazo habitual entre diputados en cualquier Parlamento del mundo.
¿Qué le pasa a Cañas? ¿5 tuits contra Rufián en una mañana? El que se comporta como el lobo de Wall Street es él.