Jordi Cañas sabe que su tono tabernario, iracundo y airado a menudo tiene una contrapartida. Su condescendencia, como aquel alumno de clase que siempre buscaba las cosquillas de los compañeros, a menudo recibe la indiferencia por parte de sus interlocutores, que ya conocen de qué pie calza y que prefieren no entrarle al trapo. Pasó, por ejemplo, en el último debate en TV3 por las elecciones europeas, a pesar de sus esfuerzos sacando cartelitos.
La altura política de Cañas, representante de Cs, a menudo es más propia de un bar a las tantas de la madrugada. Y este sábado el candidato se las ha tenido con unos manifestantes que le han silbado y gritado en su propio acto de campaña. Centro de Madrid. Acto con la consigna #stopokupas. Y Cañas desatado plantando cara cuando iba oyendo lo que no quería oír:
Acalorado, con las mangas de la camisa dobladas, nervioso, intentaba mantener su tono habitual, despreciando a los que lo silbaban, y diciendo cosas del estilo de "Fascistas y cobardes, sois una colla de fascistas! Venga! esa gorra es muy bonita, pero es un poco de marca, amigo, eres un poco pijo!". O "estaba leyendo el otro día un libro de Cortázar, no lo habrán leído ninguno de ellos, porqué aparte de asearse hay que leer un poco...". Cañas haciendo amigos.