El eurodiputado Jordi Cañas está nervioso. El día que ha sabido que tendrá de compañero en el Parlamento Europeo a un tal Carles Puigdemont ha cometido una indignidad que lo perseguirá. Se entiende que Cañas esté furioso pero no se explica que utilice el dolor de una familia para hacer política. Cañas contesta de manera infecta y quizás delictiva a un diputado del PSOE, Rafael Simancas, cuando el socialista aclara que pactarán con los partidos democráticos que quieran. Cañas busca en la hemeroteca y publica una foto antigua que tendría que suponer su dimisión:
Cañas va más lejos que nunca: difunde la foto de un concejal, probablemente socialista pero tanto da, asesinado por ETA, extendido en el asfalto con una manta protegiendo su imagen, la cabeza abierta por tiros de etarra, la sangre todavía fresca y el paraguas de la víctima patas arriba. Ni que fuera un concejal de Ciudadanos Cañas tendría legitimidad para utilizar un crimen de manera tan repugnante. Cs ni existía los años de plomo de ETA. Pero él hace como si hubieran sido víctimas de terrorismo. La familia del concejal asesinado quizás tiene alguna cosa que decirle a su señoría eurodiputado.
Cañas está tenso, sus coetáneos de Cs han dimitido o los electores les han echado. Por si fuera poco el único pata negra que le queda cerca es el eurodiputado Javier Nart y abandonó Ciudadanos por la deriva ultra de los naranjas. No puede confiarse en que Cañas borre el tuit, pero si cae en la cuenta de la porquería que acaba de publicar y lo elimina, esta es la captura de su tuit:
Cañas en twitter se hace llamar Canyas porque la "eñe" no existe. Como su vergüenza.