Vuelve una clásico de 'Masterchef': el cabreo monumental del chef catalán Jordi Cruz contra un concursante que se ha pasado de listo y que, además, ha conseguido un récord infame, el de haber presentado el peor plato de la historia del talent culinario. Quien inscribe su nombre en esta página es Luismi, un tipo que quería hacerse el gracioso pero que quedó como un sobrado sin ningún talento para la cocina... y todavía menos para el humor. El aspirante propuso un reto: mejorar el famoso 'León come gamba', aquella aberración gastronómica que se ha convertido en un símbolo.
Aquel plato sería pobre, sí, pero al menos no quería reírse del jurado ni de la audiencia. Luismi sí. Y lo que es peor: en vez de mejorarlo, alcanzó un nivel de repugnancia y estupidez patético. Normal que Jordi Cruz estallara contra él. Está muy bien querer dar espectáculo y hacer reir al personal, pero atención: si no tienes maña ni aptitudes, no lo intentes, quedarás fatal. Tan fatal como que Silvia Abril, invitada al tercer capítulo de 'Masterchef', califique tu actuación como "una idiotez". O que Pepe Rodríguez te destroce diciendo "tienes menos conocimiento que una liebre de dos meses" o el más duro "no es tuya la culpa, nos hemos equivocado nosotros. El fracaso es nuestro, no supe verlo el día del cásting". Ahora bien, el brote más duro fue el del chef del ABAC, que le llamó la atención con un "¡Chssss! ¡Cállate!" que ni en la escuela, harto de oír sandeces y excusas de mal pagador.
"Gato acostado el 2 de mayo" era el título de la bromita del tal Luismi que fue directo a la prueba de eliminación. Y la bronca tuvo efectos beneficiosos para él, porque se salvó de la expulsión. Bien, para ser justos, diremos que no hubo ningun expulsado, gracias a un reto de eliminación en el que todos los aspirantes pusieron se esfuerzaron por hacerlo bien. Pero era difícil olvidar lo que había pasado minutos antes, cuando menos en las redes sociales. Un espacio donde la audiencia hundió al aspirante, por creído y por torpe. Se mofan de él:
Luismi ha comprado los boletos necesarios para convertirse en el más insoportable de la edición. A pesar de haberse redimido, hay algo en su talante que hace pensar que esta ha sido la primera de muchas tomasduras de pelo. Veremos quién ríe el último, claro.