Si el actor norteamericano Haley Joel Osment haciendo de niño atormentado en la película 'El sexto sentido' nos decía "en ocasiones veo muertos", parte de la audiencia de 'Masterchef Celebrity', concretamente la más facha y obsesiva, "en ocasiones ven indepes". El último capítulo era propicio para desatar sus fobias: grababan en Barcelona, en una Rambla y alrededores vacíos por la pandemia y el agosto. Venían calentitos, claro, después de la goleada de España a Alemania en un partido de fútbol, en un día para olvidar por el escarnio del satélite Ingenio perdido en el espacio. Y eran muchos, porque con sólo un 5 por ciento de exaltados de los 2.271.000 espectadores (21'8% en España, 22'1% en Catalunya, líder absoluto) que había, la parroquia ya sería considerable. Tenían el cuchillo entre los dientes, esperando a saltar sobre la presa a la mínima ocasión. Y lo hicieron, de forma patética y delirante.
Patetismo y delirio, sí. Sólo así podemos describir leerlos inflamados por verdaderas tonterías que los definen con creces. Primero, al escuchar al chef Jordi Cruz utilizar su lengua para saludar a los concursantes. 5 palabras suyas y una más como respuesta. "Queridos aspirantes, bienvenidos a Barcelona. - Gracias". Lo más parecido a chapurrear la lengua de los indígenas o a un mensaje automático en una máquina expendedora. Un formalismo frío que mutaba en magma cuando se emitía por las teles de los españolistas. Desgraciadamente para ellos, la rabieta no había hecho más que empezar, y aumentaba con una alucinación de traca: la compañera de Cruz, la unionista con pedigree Samantha Vallejo-Nágera llevaba... ¡un cinturón amarillo! Marededéusenyor, "una vendida", bramaban. Mensajes independentistas y pro-presos políticos en TVE, wow. ¡No puede ser! Tenían tal colapso que quizás no llegaron al final de la prueba barcelonesa, con una despedida más larga y personal de Jordi Cruz en catalán a comensales como... Jaume Collboni: "siempre será un orgullo representar a esta ciudad", dijo. Superindepe todo.
Lo mejor del programa: el mensaje de homenaje a las víctimas del atentado del 17-A en la televisión pública española. Ahora estaría bien que la justicia hiciera su trabajo. Por pedir, que no quede.