Punto final a la historia de Saray Carrillo en Masterchef. Y qué final. La cordobesa, que llegaba a las cocinas del programa con un relato conmovedor "soy gitana, transexual y cocino de muerte", ha sido expulsada del concurso de forma fulminante. En términos futbolísticos, se podría decir que buscaba la tarjeta roja, desafiando al jurado, a los compañeros y a los espectadores, y lo que es cierto es que ha alcanzado el objetivo. De hecho, lo ha sobrepasado, y siguiendo con la broma podemos decir que le caerá una sanción de por vida. Su desidia e insolencia en dos pruebas, especialmente en la última, fue desmesurada. Y el enfado y furia del chef catalán Jordi Cruz, proporcional.
"Ni se te ocurra abrir la boca", le espetaba Cruz, airado después de ver lo que Saray había hecho con el ave que tenía que cocinar. La mujer, que había protagonizado un enfrentamiento con el trío de jueces nada més empezar el show con un postre pobre y discutible, doblaba la apuesta y se dejaba ir. Ni pelaba el animal, ni lo cocinaba, y se limitaba a ponerlo sobre una base líquida sospechosa y cuatro trozos de verdura sin hervir. El barcelonés, famoso por su contundencia, decía basta y le echaba. "No tienes nada que decir. Nos hemos equivocado terriblemente contigo. Te agradecería que te quites ese delantal, que no mereces ni el negro, y cruces esa puerta ahora. Adiós". La red, alucinada.
La segunda incursión de Saray en el mundo televisivo, a pesar de haberse ganado la simpatía de un sector de la audiencia, parece haber sido la última. O no, vete a saber. Ahora bien, con Jordi, seguro que no.