Hace casi 6 meses que convive con nosotros, pero sigue generando debate, problemas e incomodidades. Algunos la desprecian, pasan olímpicamente de ella e incluso convocan manifestaciones lamentables en contra de su uso. La gran mayoría, sin embargo, la utilizan con obediencia y conciencia social. La mascarilla, la principal barrera contra el coronavirus, ha llegado para quedarse, al menos hasta que una posible vacuna nos mantenga lejos de la maldita Covid-19. Este momento todavía queda lejano, y mientras tanto, al cubrebocas todavía le faltan meses de relación amor-odio.
Uno de los problemas más comunes de aquellos que la utilizan (correctamente, claro) afecta a aquellos que llevan gafas en su día a día. La batalla para evitar que se empañen a causa de la condensación de la respiración es titánica. Existen remedios caseros para conseguir el objetivo, aunque en cualquier momento el 'sortilegio' puede dejar de tener efecto y provocar situaciones incómodas. Las molestias se multiplican en el caso de los periodistas de televisión que tienen que hacer conexiones en directo: aquí no hay tiempo ni capacidad de reacción, más allá de mandar las gafas a hacer puñetas. No es tan fácil, eso sí, y sólo queda aguantar estoicamente. Ahora bien, el inconveniente puede generar imágenes pintorescas y divertidas, como le ha pasado al popular periodista y presentador de TV3, Jordi Eroles. Durante el informativo sufría este problema y la escena se viralizaba, generando muchas reacciones. Eroles, como siempre, simpático y sin esconder nada, entraba al juego.
Periodismo y mascarilla son un cóctel "de riesgo", como dice Eroles. Desgraciadamente, los peligros son mucho más elevados si no la utilizamos de forma habitual.