El periodista de TV3 Jordi Eroles tiene a los espectadores en el bolsillo. Un reconocimiento merecido: por buen profesional, por buen compañero y por ser valiente, sincero y próximo. Su trabajo lo avala, un hombre todoterreno que puede presentarte el 324, coger las riendas de un maestro como Josep Cuní o informar desde el terreno de la actualidad política del país. También sabemos que respeta la carrera de sus colegas, como hemos visto en el caso del histórico Eduard Sanjuán, que ha anunciado que se retira. Y en la parte personal, sus reflexiones son seguidas con atención, y los momentos compartidos de su intimidad, curioseados con respeto y fruición. Jordi nos ha ofrecido una perla extraída de su archivo personal para añadir a la colección. Oro puro.
Eroles, de 52 años, ha rescatado un par de instantáneas maravillosas de una época bastante lejana: la de su primera infanciaz. Una imagen de bebé con su abuela Maria, en la que los genes familiares son indiscutibles, así como el esbozo del comunicador que conoce toda Catalunya. La otra imagen, ya con un año y medio, asegura, es también despampanante y entrañable: lleva una chichonera que sale directamente del túnel del tiempo, y que en aquel final de los sesenta era habitual entre los chiquillos para evitar disgustos. La lleva con razón, ya que se encuentra sobre la caja de un camión: el de su abuelo, transportista. Ambas son para mirarlas una y cien veces. Él, modesto, asegura que "me han hecho gracia". Otros son más elocuentes, como su "hermanito" Oriol, que le dice "casi me haces llorar".
Nos hemos olvidado de mencionar más virtudes de Jordi: transmite y emociona. Los suyos pueden estar orgullosos.