Joaquín Sabina está con 73 años en la prórroga de su vida. Ha sufrido tantas caídas, enfermedades y sustos de salud que los fans disfrutan de su gira como si fuera la última. Pero como los Rolling Stones nunca muere. Sabina es un viejo rockero, poeta, cantautor sin voz, que no canta sino habla, recita, pero gusta. Como Julio Iglesias que no tiene voz. Si Serrat hace la gira final y viene a Barcelona, su ciudad, Sabina también y TV3 lo anuncia para ira de algunos sectores que no lo ven digno de ser promocionado por la TV catalana:
Ha habido protestas por esta promoción en TV3, pero la más sangrante es la de un empleado de la cadena que, a pesar de no cuestionar que el 3/24 lo anuncie, quiere dejar claro que Sabina es famoso también por su anticatalanismo. Es Jordi Eroles, ahora trabajador, precisamente, del 3/24. Su querida cadena vende a Sabina sin decir eso que dice Eroles: "Sabina viene a Barcelona... ¿para bombardearla? o para clavar navajazos a todos los catalanes?": Queda claro, Eroles no escucha discos de Sabina:
Eroless ha coincidido con Josep Lluís Alay, mano derecha de Carles Puigdemont y más crítico con TV3 que con Sabina, "No es conveniente difundir la catalanofobia":
Entre las muchas muestras de poca estima a ciertos catalanes, los que no piensan como él, recordamos este episodio. Sabina y Arturo Pérez Reverte tenían bula en el diario El Mundo para traspasar cualquier límite con sus desvaríos unionistas, recibiendo elogios por su conducta. El año 2016 fueron entrevistados y, entre sorbos y cigarrillos, soltaban esto sobre los catalanes independentistas: "Como soy jacobino, lo habría solucionado en el XVIII. ¡Chas, chas! Ahora no tiene solución. Se podía pasar una población entera a cuchillo en el XI pero no en el XXI", decía Reverte. El cantante, divertido, le hacía la ola: "Me adhiero a la propuesta del compañero". Ahora bien, después los violentos, intransigentes son los indepes. El corte de vídeo lo ha recuperado la escritora Pilar Rahola, indignada con "los amigos progres".
A Sabina le gusta un catalán, Joan Manuel Serrat. El de su cuerda. Al resto de catalanes, cuerda... al cuello.