Desde que Jordi Évole invitó a Oriol Junqueras a casa de la sevillana Eugenia Parejo y les salió un Salvados maravillosamente natural y sin reproches que el unionismo se la tiene jurada al periodista de Cornellà. Junqueras quedó retratado en La Sexta no como un ogro sino como un político coherente. Los trolls son otros, no necesariamente corpulentos, y escondidos en el bosque de las redes. La polémica viene por la censura de una obra artística en la feria española más importante de arte, ARCO en Madrid, que colgaba varias fotos pixeladas de presos políticos, con Junqueras entre ellos. La lapidación de la libertad artística y de expresión ha desatado voces hartas de lo que está pasando en España con el arte, el humor o el rap.

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Rahola o Sala-i-Martín son independentistas y han criticado lo de ARCO, pero cuando quien pone el dedo en la llaga de tanta decadencia moral no es indepe, eso vuelv locos a los unionistas. El tuit de Évole lleva 300 comentarios y la mayoría son insultantes para él:

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Libros prohibidos, raperos en prisión, políticos en el exilio, obras de arte retiradas, letra al himno de España... Lo que está por el suelo no es una foto pixelada de un preso político sino la democracia española. Y Évole siente arcadas. Quizás él sea el siguiente.